Ayer estuve en una feria de vinilos, en Madrid. Me decepcionó un poco la verdad, mucho disco nuevo –para eso voy a una tienda-, y muchos estándares de casi todos los repertorios. Eché en falta, a parte de un montón de grupos de mi juventud, cosas raras, de estas que dices what the fuck este pollo, que te invita a coger el disco, darle la vuelta para descubrir de qué va, sacar la funda interior para seguir indagando, a ver si te suena de algo. Claro que algunos había, pero no del tipo de los discos bizarros que a mi me gustan. Cuando yo me hice con la colección de LP’s que quedaban en casa de mis padres, aproveché para llevarme unos discos que siempre estuvieron ahí, a mi alcance, por muy lejos que recuerde. Cosas raras de verdad, o no tanto.
Les Choeurs de l’Armée Soviétique à Paris. 1963-194. Dirección Boris Alexandrov. Qué c… hacía este disco en mi casa? Desde luego políticamente no tenía cabida, mi padre fue, es y se irá como fan de De Gaulle, como yo lo soy de Johnny Rotten, signos de los tiempos. Musicalmente es otra cosa. La verdad es que es suntuoso. Los Coros del Ejército Soviético forman uno de los conjuntos vocales más afamado del mundo, desde su creación en 1928. Nacido en el seno del ejército rojo, reúne las voces más graves, profundas y potentes, seleccionadas de entre los cientos de miles de soldados que integran los batallones y regimientos soviéticos. Y también músicos y bailarines. Fue creado para servir y apoyar la patria, darle ánimo a sus soldados y exaltar el ideal revolucionario del país. Los Coros no son una única entidad. Hay dos conjuntos que se pueden prevalecer de esta prestigiosa apelación: el Conjunto Aleksandrov, fundado en 1928, y el Conjunto MVD, de 1939. El primero dependía del Ministerio de Defensa soviético y el segundo del Ministerio del Interior. El repertorio se inspira en la música tradicional rusa, de cantos sagrados y de óperas populares.
El primer Conjunto contaba inicialmente con tan sólo doce artistas. Se produjo por primera vez bajo la dirección de Aleksandr Aleksándrov en el este del territorio, para ofrecer algo de distracción a los soldados designados para construir el ferrocarril de extremo oriente. Falta hacía. Cinco años después, ya son tres cientos los soldados que lo integran, separados en tres clanes: el Coro propiamente dicho, los músicos y los bailarines. Durante la segunda guerra mundial, se produjo más de 1.500 veces en los distintos frentes abiertos por el ejército, en trincheras, hospitales, campos de batalla, allá donde la fe se resquebrajaba y la razón se perdía. Un año después de finalizar la guerra, fallece Aleksandr Aleksándrov y le sustituye su hijo, Boris Aleksándrov, hasta su jubilación cuarenta y un años después.
En 1963, un sello francés, Le Chant Du Monde, especializado en música clásica francesa y rusa, invita al Coro a Paris, para grabar un disco, este que tengo entre mis manos. Esto es lo que dice el director del sello en la contraportada del vinilo: “Los días 17 y 18 diciembre de 1963, tuvimos el privilegio de grabar, Sala Wagram en Paris, el admirable Coro del Ejército Soviético, que dirige el Coronel Boris Aleksándrov. Este disco restituye las voces incomparables de algunos de los más grandes solistas del Coro y los Coros propiamente dichos. Tenemos grabado en nuestro corazón lo que este disco no puede exprimir: la alegría, la felicidad, la pasión de todos estos artistas, la autoridad sonriente del inmenso Director de Orquesta Boris Aleksándrov, la calurosa amistad que reúne a todos estos hombres, que supieron compartir con nosotros”. Te dejo con dos de los temas del disco. Campo, Gran Campo –en ruso Póliushko Pole-, uno de los cantos militares soviéticos más famosos, wow, fascinante. Y el himno ruso, uno de los más bellos del planeta. Estremecedor.