Hoy –por ayer- iba a ser un día grande, de estos que te acuestas diciendo “coño Tomate, ha merecido la pena, te quiero mucho”, con auto palmaditas en la espalda y exaltación de la amistad conmigo mismo y toda la parafernalia propia de las celebraciones a pies juntillas. Hasta tenía previsto la tarta y la botella de champagne –bueno realmente no había tarta, sólo de lo otro-. Pero muy temprano por la mañana, mientras estaba yo desempolvando el traje y tratando de recordar cómo se hacía el nudo de corbata, salieron de no se sabe donde unos seres maléficos que lo anularon todo e imposibilitaron la gran celebración. Porca miseria. ¿Por qué?
James Ray – Got My Mind Set On You
2