Ayer, después de mi pedo de desprecio desengañado en la nariz de la inefable e infumable miss bistec –más quisiera yo, por dios mi reino por poder tirarle un pedo en plena cara-, me preguntaron si mi homenaje ventoso a miss solomillo valía para el disco del día. Y digo yo, por qué fiouck no iba a ser capaz de sacar una canción, ¿eh? Aunque la mejor respuesta es la de publicar al día siguiente un disco de verdad, un álbum de estos que te atrapa, te llena la cabeza de sensaciones hermosas, el corazón de latidos felices y el estómago de suaves patadas. De estos que te recuerdan que la música no se mide por el número de followers en Twitter, sino por las emociones que te asaltan –ya sé lo que vas a decir y yo te lo digo, no, no son emociones las que uno siente al escuchar a miss costillas salsa barbacoa, son alertas de que es hora de que espabiles-.
James Vincent McMorrow – Post Tropical
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