Hay grupos así, a los que tengo cariño, a pesar de no ser nadie, de no haber tenido éxito ni representar ningún estilo -aunque sea el más efímero-, pero no sé explicar por qué. Marta y sus Churros pasó por la historia de la música pop de puntillas, modosita, dando los buenos días y las gracias, con un amago de sonrisa propia de los que temen molestar. Y cuando cerró la puerta al marcharse, ni sabías decir el color de su vestido, ni quedaba rastro de su perfume ni se escuchaba el eco de alguna palabra susurrada.
Martha & The Muffins – Echo Beach
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