Klaus Nomi – Cold Song

K.N., teléfono, mi casa.

Klaus Nomi fue un extraterrestre, años antes del simpatiquísimo hombrecito de goma que no aguantaba el alcohol –pues si vienen hasta aquí y no saben portarse con una copa de más, mal vamos-. No importa que realmente naciera en Alemania, en la Baviera, un pueblo llamado Immenstadt, 14.261 habitantes en el último censo de 2006, Klaus Nomi fue un extraterrestre. Hoy se le echaría a patadas, de vuelta a su planeta con una nota de “ya tenemos muchos de estos” para sus colegas, pero en 1981, cuando publicó su disco homónimo, me pareció ser distinto, y eso que yo no andaba vago a la hora de descubrir sonidos nuevos.

Nació en 1944, en aquel pueblo aburrido aunque muy bonito. Toda su juventud se debatió entre su pasión por el bel canto y el rock que se avecinaba. A mediados de los 60’s trabajaba de acomodador en el Deutsche Oper de Berlin, y después de las representaciones, ofrecía mini espectáculos para el resto de los trabajadores del lugar, cantando arias que también interpretaba en la discoteca gay de Berlin, el Kleist Casino. En 1972, se marcha a New York, se instala ilusionado en el East Village. De día trabaja en una pastelería, de noche se produce en pequeños espectáculos experimentales en salas de poca monta. Hasta 1978, cuando le ofrecen cantar en el show “New Wave Vaudeville”, en el que interpreta el aria Mon Coeur S’Ouvre A Toi –Mi corazón se abre para ti- que forma parte de la Opera Samson y Dalila de Camille Saint Saens. Al final del show, en el que salía vestido como un extraterrestre, el cantante desaparecía del escenario en una explosión de luces, laser, fumígenos, y demás despropósitos pirotécnicos. En contra de todo pronóstico, funciona el espectáculo, y le empiezan a llover ofertas para participar en los shows más bizarros de New York. En 1979, el mismísimo David Bowie se deja impresionar por el personaje, y le invita a él y su amigo Joey Arias a actuar con él en el programa TV Saturday Night Live, del 15 de diciembre de 1979, en el que el músico interpreta tres canciones: TVC 15, The Man Who Sold The World y Boys Keep Swinging. Para la ocasión, le da a los dos comparsas algo de dinerillo –en una entrevista de febrero de 2013, Joey Arias explicó que sería algo así como diez mil dólares de hoy, mola ser rock star- para que compren vestidos. A Bowie le toca uno estilo Bauhaus, triángulos, formas rectas, blanco y negro, que Nomi copiará dos años más tarde para la portada de su disco.

klaus nomi

En 1981, saca su primer álbum. Las canciones que contiene no se parecen en nada a lo que solíamos escuchar en esta época, esta mezcla barroca de pop con su voz que iba desde barítono hasta contratenor. Fue el primero del estilo, y por eso funcionó. Hoy te pondría los pelos de punta. Y funcionó porque en el disco había una maravilla de canción, Cold Song, inspirada en la Ópera El Rey Arturo, de Henry Purcell. Esta hermosa y emocionante marcha fúnebre parecía una triste premonición, ya que Klaus Nomi murió de sida 18 meses más tarde. Un terremoto en su día, siendo este artista uno de los primeros famosos en fallecer por culpa de una enfermedad desconocida, que se estaba proponiendo invadir poco a poco los medios, y que terminó invadiendo nuestras vidas.

 

 

Escucha Cold Song, de Klaus Nomi

 

Hisham Fageeh – No Woman No Cry

Arabia Saudí, The Great Dictatorship Swindle. Un país que no brilla nunca en los JJOO y sin embargo ostenta algunos valiosos records del mundo. Por ejemplo, el único país donde no hay salas de cine. Donde los bancos y las universidades tienen una entrada para mujeres y otra para hombres. Donde la apostasía –renuncia a tu religión- y el proselitismo de otra religión que no sea la musulmana son merecedoras de la pena de muerte. Donde los cerca de nueve millones de habitantes extranjeros –un tercio de la población total del país- no tiene ningún derecho. Donde las niñas no pueden subirse a una bici. Donde nada más nacer, a las mujeres se les nombra un tutor –autoridad “moral”- de por vida. Pero es un país coherente, si las mujeres no pueden conducir su vida como les da la gana, por qué c… conducir un coche? Así que Arabia Saudí es el único país del mundo donde las mujeres no pueden estar detrás del volante. O como mucho, para pasar la bayeta sobre el salpicadero.

Pero algunas de ellas, desafiando la ley, las autoridades, el entorno, a veces su propia familia, se han organizado, agrupándose en las redes sociales, subiendo vídeos a youtube donde se les ve conduciendo, reclamando un derecho tan elemental como el de conducir. No lo tienen nada fácil. Big Abdallah vigila, Big Abdallah amenaza, Big Abdallah no bromea. Fuck Big Abdallah. Es para llorar, ese absoluto ninguneo del género femenino.

Por ello es más que loable la iniciativa de Hisham Fageeh, humorista y activista saudí. Con la ayuda de otro cómico del Reino de Big Abdallah, Fahad Albutairi y de un músico, Alaa Wardi, subió a Youtube una versión a capella de No Woman No Cry, de Bob Marley, rebautizada para la ocasión como No Woman No Drive, en la que habla de ese derecho denegado en clave satírica. Bueno, no te esperes un Piedrahita, Buenafuente o Goyo Jimenez. Nooo, es muy modosito. En Arabia Saudí se han decapitado listillos por menos. El nivel de visionados del vídeo es señal de que la lucha de estas mujeres está calando: un millón de views el primer día, y ya está en cerca de nueve. Y más allá de los números, lo realmente nuevo es que sean hombres los que por una vez dan la cara para sus mujeres. ¡Hisham for President! Bob también votaría por él.

Ve el vídeo aquí.