Pixies – Doolittle

Frank Black tiene la cabeza como un M&Ms cacahuete amarillo. Lo sé, me acabo de comer uno. La pequeña M impresa en blanco en la chuche va por “Mística alienígena”. Porque cuando no compone ni canta, Frank Black habla de ovnis y distorsiones espacio temporales. También de extraterrestres, planetas lejanos, y cosas así. Oye cada uno con sus creencias y cositas verdad? Yo por ejemplo, como M&Ms, los de cacahuete y de cualquier color. La M de las mías es por “Menudo post más raro Fiouck, céntrate un poco”. A lo que iba, hoy toca celebrar a uno de los grandes, hacía mucho que el blog no volvía a la década de los milagros, los lustros prodigiosos, los mal llamados 80’s. Ja. Pixies, hoy toca Pixies. Qué grandes.

La segunda parte de los 80’s les pertenece casi entera. La apisonaron con su talento y creatividad inmensos. En 1984, Frank Black, que en esa época se llama todavía Charles Michael Kittridge Thompson IV –con cabeza de Jelly Beans-, conoce en la universidad a su amigo de toda la vida, Joey Santiago. Frank es fan de música de los 60s –los cuatro sosos de Liverpool y Donovan entre otros, a parte de haber pasado múltiples veranos en campamentos religiosos donde escuchaba rock cristiano-, mientras que Joey sólo escucha punk rock y Bowie. No es difícil adivinar quien le enseñó al otro. Empiezan a componer temas y publican un anuncio para reclutar a un bajista, en el que solicitan un músico al que le guste Hüsker Dü y Peter, Paul & Mary, dos estilos claramente opuestos. Se presenta Kim Deal, guitarrista, que no bajista, y recién casada. Queda muy bien eso de decir “supimos a la primera que era ella la que buscábamos”, cuando en realidad, fue la única en contestar el anuncio. Luego se les junta David Lovering, amigo del marido de Kim. Para escoger un nombre, Joey mira en el diccionario que siempre le acompaña –era filipino, nacido en Manilla- y se detiene en la palabra Pixie –en español, un elfo pequeñito-. Dan un primer concierto en Boston en septiembre 1986, como teloneros de The Throwing Muses. Después de su actuación, se les acerca Gary Smith, afamado productor musical, que, según la leyenda, les dijo nada más darles la mano: “no podría conciliar el sueño hasta que no fuerais mundialmente famosos”. Estos rockeros, menudos románticos. Se encierran tres días en un estudio, del que salen con dieciocho canciones y varias cassettes para enviar a discográficas y medios. Le llega una a Ivo Watts-Russell, dueño del mítico sello 4AD, no se queda impresionado pero su novia de aquel entonces le convence de firmarlos. Le puede dar las gracias. De los dieciocho temas, se quedan con ocho para grabar un EP, llamado Come On Pilgrim. A la hora de imprimir la funda, Charles Michael Kittridge Thompson IV decide llamarse Black Francis -Frank Black cuando inicie su carrera en solitario-, y Kim Deal, Mrs John Murphy –nombre de su marido-.

Pixies-Doolittle

El EP tiene ya todas las características del estilo Pixies. Punk rock y surf, letras raras (incesto, onanismo, religión, etc), mezcla de inglés y español, bajo poderoso, guitarra torcida y frágil, batería omnipresente. Y la voz de Black Francis, aguda y grave, suave e histérica. Muchas de las canciones son construidas según el mismo esquema, un ritmo lento que explota durante el estribillo. El año siguiente, 1987, publican su primer verdadero álbum, Surfer Rosa, el disco de cabecera de Kurt Cobain –Pixies fueron la mayor influencia de Nirvana-. Varios medios musicales –Melody Maker y Sounds- lo declaran nada más publicarse como el disco del año. Al igual que el EP, el álbum mezcla con infinito talento muchos estilos, con dos singles de éxito, Gigantic –una de las pocas canciones escritas por Kim-, y Where is my mind, la canción posiblemente más famosa de la banda. Después de una enorme primera gira por toda Europa –¡por qué no fui!-, con grabación de una Peel Sesions incluida, vuelven a los US para grabar un segundo disco. Doolittle. Indudablemente el mejor de los cuatro que publicó Pixies, con una cantidad increíble de éxitos y canciones con estilos tan variados para la eternidad. Here comes your man, Monkey gone to heaven, Hey, Debaser, Tame… Forma parte de la leyenda rock desde entonces, difícil no incluirlo en el top 10. En la lista de los 500 discos más grandes de la historia de la música, Rolling Stones lo sitúa en el #266, cuando debería estar mucho más cerca del Nevermind de Nirvana, del London Caling de The Clash o el Nevermind the Bollocks de los Sex Pistols. Un álbum majestuoso. Wow.

 

 

 

Escucha las mejores canciones de Pixies.