Hay quien llegó a decir que Janelle Monáe era la Lady Gaga negra. Por dios, esto me hace saltar. Cómo comparar a una artista de verdad con un producto marketing, la soul/funk/R’n’B con el pop de supermercado, la clase con las provocaciones de dos duros del bodrio rubio. Y aunque no venga a cuentas, Janelle Monáe es terriblemente sexy y guapa. Lady Chaterley vs Anastacia Steele. Mañana se publica el tercer disco de Janelle Monáe, día en el que la Gaga lucirá su nuevo traje hecho con veinte kilos de plumas de oca y mermelada de fresa, a ver si el ridículo sigue sin matar. Que la farsa te acompañe, Gaga.
Janelle Monáe es Cindi Mayweather. Nacida en la cuna de Dorothy del Mago de Oz -Kansas-, Janelle también pronto se inventa un mundo en el que ilustrar sus miedos por un mundo que se deshumaniza. Así es cómo nace Cindi Mayweather, mujer android, personaje principal de los dos álbumes de la artista. Cindi representa a los “otros”, los nuevos blancos del odio y la ira de los humanos –hoy unos cuantos pueblos o etnias se alegrarían de que “algo” les sustituyera en el papel de víctimas-. En su primer disco, Metropolis The Chase Suite, de 2007 -disco conceptual con inicialmente sólo cinco temas, aunque luego se reeditaría para incluir más canciones, hasta ocho según las ediciones-, Janelle relata la huida de Cindi, rebelde con causa y alma por haberse enamorado de un humano. El disco retiene la atención de los medios y recibe muy buenas críticas, pero el público no sigue. A la artista de veintidós añitos, no le preocupa, ya que ni pensaba que se fuera a distribuir, siendo su idea inicial ofrecer su descarga desde su web. Pero pasó por ahí Sean Combs, dueño del sello Bad Boy Records, que la quiso nada más verla en Myspace, y declaró : “me gustó su mirada, me gustó que no se viera su cuerpo, me gustó su forma de bailar, me gustó su diferencia”. Y lo publicó.
En 2010, se edita su segundo disco, The Archandroid. Inspirado en novelas y películas de ciencia-ficción, como Metropolis de Fritz Lang, contiene dieciocho canciones en las que Cindi se ha convertido en el mesías de los Androids. El universo Cindi no deja de ser un pretexto para denunciar el sistema clasista y la segregación racial o social existentes en el mundo -está muy comprometida políticamente, maneja unos conceptos y defiende unas ideas que la Gaga no podría entender de atreverse alguien a explicárselos-. Cada canción es una pequeña pieza de orfebrería de soul, funk, dance, r’n’b, pop, energizantes muchas, emocionantes otras, con influencias tan variadas como Prince, Erykah Badu, Stevie Wonder, Outkast, John Barry, etc. Setenta minutos tan extravagantes y creativas como coherentes, en los que pasa de un estilo a otro con una facilidad y un talento de otro planeta. Los medios especializados le otorgan todos las máximas notas, hasta Pitchfork se deja convencer por el talento de la cantante, dándole un 8,5 de 10. Baila como una reina –ver moverse sus pies hipnotiza, sus piernas son como de goma-, y tiene una voz suntuosa. Y estos ojos negros, ays…
Mañana, tercer volumen de la saga Cindi. Todo apunto a un disco de nuevo de alto vuelo.
Escucha The Archandroid, de Janelle Monáe