¿Cómo saber a ciencia cierta que estás envejeciendo peligrosamente? Las canas no, la tripilla de sobremesa tampoco, ni las patas de gallo, en el fondo nada que no se pueda resolver con un poco de abnegación y resignación. Que los jóvenes en la calle te llamen Señor y te hablen de usted es una indicación, pero nunca se sabe, podría tratarse simplemente de un chaval educado. Que tu última compra no hayan sido Converse sino zapatillas en forma de Minions, obviamente es otra pequeña señal, igual que la que te cueste una semana entera reponerte de una buena castaña.
Chic – Good Times
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