¿Cuánto hacía que no te regalaba nada? Quiero decir, sí, vale, ya, cierto, todos los días te regalo un trocito de genialidad y frescura, lo sé, soy así de buena persona. Pero en este caso, hablo de un regalo muy, pero que muy bonito, envuelto en un papel de tonos elegantes, perfectamente doblado en los lados -sííí, justo como hacen las chicas del Corte Inglés-, un discreto lazo artísticamente colocado y unas palabras escritas a mano en una tarjetita impoluta: “Querido(a) lector(a), te deseo un feliz día, Fiouck”.
Benjamin Clementine – Glorious You
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