Natalia M. King – Soulblazz

Los discos de Natalia M. King huelen bien. Desprenden ese olor característico a esa vieja América que queremos a pesar de todo. No la que nos espía, que saquea el planeta, que hace trampas, que colecciona armas, que ejecuta, que cena a las seis, que jura biblia en mano, que ha vendido su alma a los bancos y que sigue sin brillar en fútbol. No, huelen a carreteras hacia el infinito, a gorro de los Bulls, a maestros de todas las artes, a costillas grasientas, a Marlboro Classic paquete blando con Zippo, a humor idiota contagioso, a mitos y leyendas. Y huelen bien porque Natalia M. King lleva quince años viviendo en Francia, juas.

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