Billy Idol hizo cuanto pudo para figurar en los manuales que recogen aquellos geniales años 76/77 y la ola punk efímera. Pero los criterios de acceso eran drásticos. Había que ser o los más chalados, rabiosos e irreverentes (Sex Pistols) o los más comprometidos y mejores músicos (Clash). Billy lo intentó, se hizo seguidor de ambas bandas, montó su propio grupo –Generation X-, pero al final no cumplió nunca con ninguna de las normas. Cuando vio que no había sitio para él, se zampó la última lata de sardinas y tomó su decisión: se ducharía y lavaría el pelo, se cortaría las uñas, se pondría gayumbos dignos y ropa limpia, y se dedicaría a hacer pop music.
Billy Idol – Dancing With Myself
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