Driving Blind – Driving Blind

Rubén García Kielmannsegge, alias Watch TV, madrileño, DJ, productor, músico ecléctico de nu-jazz, dance club, down tempo, trip-hop, afro-funk, impulsor del proyecto The After School Special, maestro de los samplers, sintetizadores, mesas de mezclas y micrófonos, enamorado del vinilo, presente en un Hôtel Costes de Stéphane Pompougnac, colaborador del Gran Lapofsky, creador del recopilatorio Evil tunes, Vol. 1, productor de los discos de Chop Suey, Shiva Sound, Mojo Project, Moods & grooves, en los créditos de películas como El arte de morir, Amor Curiosidad Prozack y Dudas, Mi vida sin mí, pinchadiscos en Los Premios Goya, en el Sónar, en el Doctor Music. Entre otras cosas. Respira, que ahora viene otro.

Ivan Espejo, alias DJ Cue, malagueño, dos discos en su haber –Metamorphosys con 19 años, Atlantis, con pocos más-, pintor, locutor de radio, rotulista profesional, dibujante genial, DJ de la noche malagueña, retratista, beat maker, vendedor de discos, técnico audiovisual, road manager, productor, creador de podcast radiofónicos, editor de fanzine, Jam sesionista, periodista, columnista, animador de fiestas privadas y eventos corporativos, compositor, cantante, letrista. Entre otras cosas. Respira, que ahora viene el desenlace.

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Un día, por casualidad, una demo del segundo llega a manos del primero. Flechazo. Empiezan a trabajar juntos, componen, crean, ensayan; seis meses después ya están tocando en locales de Madrid, con nombre y logo, Driving Blind –nombre sacado de una colección de novelas cortas de Ray Bradbury-. Ambos artistas tocan –sintetizadores, ordenadores, aparatos de todo tipo, no me entero porque yo soy más de la trilogía sagrada guitarra bajo batería-, y ambos cantan. Hermosos juegos vocales que acompañan una música electrónica elegante y creativa. Por poner referencias, Massive Attack o Anthony & The Johnsons, con un toque muy personal y original.

Mueven montañas, se ofrecen, corren, negocian, regalan, se producen, actúan, cantan, todo lo que pueden, bares, discotecas, eventos privados, desfiles. Poco a poco un álbum se perfila, lo financian ellos, algunos temas empiezan a sonar en la noche madrileña. En paralelo, porque los músicos a veces comen y se visten- sí sí, aunque parezca mentira-, siguen locutando, pinchando, pintando, produciendo, colaborando, concibiendo, creando.

El disco de debut del dúo, homónimo, está a la venta desde ayer. Lo compré, nada más enterarme. Porque les he visto varias veces en concierto, y siempre salí encantado con la calidad de las actuaciones y el talento invertido. Hasta en Ibiza, donde Iván Espejo se producía este verano una vez a la semana en un paraje idílico, casi bucólico, acompañado por el violonchelo de Illo Mur, versionando grandes estándares del rock, de Radiohead a Bjork, pasando por Nirvana y Stone Roses. La voz de Iván Espejo con el violonchello de Illo Mur, wow.

No sé lo que va a ser de Driving Blind, si van a llegar a buen puerto. Se lo merecen, y se lo deseo, no sólo por la música que tocan, sino por el empeño que ponen en ello. Mírate más arriba el currículum de cada uno, acaso hay otro sector en el que, a pesar de contar con la experiencia de veinte vidas, sigue sin ser suficiente como para vivir dignamente de ello?

La música es una puta con sus pretendientes, porque quitando a los chulos que se llevan todo el pastel, promete mucho, pero da poco.

 

 

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