Lloyd Cole – Rattlesnakes

Vacaciones, día 7. Sol. El otro día le preguntaba a un chaval de por aquí si cabía la posibilidad de que lloviera, contestó que no sabía, que sólo tenía once años. Despreocuparse por el tiempo es un privilegio -si a uno le gusta el sol claro-. Parece que sólo ocurre aquí, así que habrá que repetir. Yo recuerdo de joven haber ido a la playa con jersey, y tenido ganas de matar a todo dios después de una semana de lluvia sin parar. Que luego tardaba la arena otra semana en secar y crecía musgo en la toalla. Como aquel verano 1985; repetimos Biarritz -ver post de ayer-, mal hecho, tocó mal tiempo, menos mal esta vez pasamos de acampar. Acompañó música ad’hoc, otra vez el gordinflón de Robert Smith, y otro mofletudo inglés, Lloyd Cole and The Commotions.

Lloyd Cole

Lloyd Cole irrumpió a finales de 1984 con su primer álbum, Rattlesnakes, en plena ola de música pop elegante, con Prefab Sprout y Aztec Camera de abanderados de un movimiento que hoy pocos recuerdan –Lloyd Cole ni tiene wiki en español-. El disco no arrasó en ventas pero sí en criticas y elogios. Contiene diez canciones -por un total de tan sólo 36 minutos- de folk rock brillante, letra amarga y nostálgica, referencias literarias por un tubo -estudió filosofía en Glasgow durante un año-, con guitarra acústica omnipresente y arreglos pop inteligentes. De mis álbumes preferidos, por mucho que lo escucho no envejece, es una pequeña joya. Luego sacarían otros dos discos, pero yendo de más a menos, antes de separarse en 1989. Desde entonces Lloyd Cole se ha mudado a EEUU, compone y produce discos desde su propia casa, y ha sido de los primeros en acudir al crowdfunding para financiar sus proyectos musicales, contando con éxito con una base de fans en la que me encuentro. Es golfista emérito, y ha sido clasificado #11 en la lista del top 100 de músicos golfistas establecida por la revista Golf Digest, encabezada por Alice Cooper -qué cosas, a años luz de la idea que me hago de un rockero-. Odio el golf. Prefiero los golfos.

 

 

Escucha Perfect Skin, de Lloyd Cole & The Commotions