Rod Stewart – Da Ya Think I Am Sexy

Da ya think I’m sexy, preguntaba Rod Stewart. Pues va a ser que no, majo. Bueno, habría que preguntar a las chicas, pero la probabilidad de que el amigo Rod les ponga, es bastante remota, o no entiendo nada. Que también es posible, entender a las chicas no es fácil. Además esta canción me irrita, porque desde que la escuché por primera vez, allá por el 78, con los primeros acordes siempre pienso que es una de los Rolling Stones, época Emotionnal Rescue, hasta que salga la voz ronca del Stewart marca de la casa.

Roderick Stewart ya no es un chaval. Es más, para haber escapado de un cohete V2 alemán en pleno Londres a finales de la segunda guerra mundial –se estrelló al lado de su casa-, hay que tener cierta edad. Venga cuenta con tus dedos, yo sigo. Nacido inglés en el seno de una familia escocesa, Rod tiene naturalmente dos pasiones en la vida: el fútbol, y el rock. Opta por lo primero para hacer carrera, pero después de pasar semanas enteras en el banco en el club de Brentford –algo así como el Getafe de Madrid-, llega a la conclusión de que estar de pie pasando calor en un escenario mola más que estar sentado y congelado en un campo de fútbol. Pero antes de lanzarse –estamos en 1962-, con el libro On The Road de Kerouac en mano, decide recorrer parte de Europa y descubrir nuevos horizontes. Horizontes bloqueados más bien, ya que dos veces termina en la cárcel. Primero en Paris, por vagabundeo. Segundo en Madrid, por vagabundeo. Se es beatnik o no, con dos c… -de canutos-. Cuando las autoridades de aquí le expulsan, le recupera su hermana en Londres, horrorizada; ella declarará años más tarde: “volvió irreconocible, en avanzado estado de pauperización”.

Después de recibir una monumental bronca paternal, Rod decide cambiar de actitud. Se ducha con lejía, prende fuego a sus harapos y se corta el pelo con podadera. Durante un tiempo se olvida de sus ganas de vivir la vida como la entiende. Es decir, no siendo sepulturero, colocador de cables o encuadernador, todas labores que desempeñó durante los meses que siguieron su retorno; dignas sí, pero glamour, cero patato. Los fines de semana se vuelve festivalero, jazz, soul, rythm and blues. Habiendo logrado ahorrar, se mete en un estudio para grabar algunas canciones de su composición, y enseguida es el… fracaso. Nada, todas pasaron inicialmente a mejor vida, para ser finalmente rescatadas en 1976 en el álbum A Shot of a Rythm and Blues, cuando ya era una superstar.

Una noche de 1963, el pequeño Roderick está sentado en el metro londinense, tocando un tema de Muddy Waters, con su armónica, cuando delante de él pasa Long John Baldry, cantante de blues de la época, que le invita a acompañarle en su banda, donde ya estaba Julie Driscoll –cantante de rock con voz de soul de los 60’s y 70’s- y Brian Auger, teclista de artistas como Hendrix, Led Zeppelin, Eric Burdon. La aventura no dura mucho, pero lo suficiente como para ganarse un mote, Rod “The Mod” Stewart. En 1967, Rod –un tipo suertudo la verdad-, conoce por casualidad a Jeff Beck, guitarrista de los Yarbirds. Los dos montan el Jeff Beck Group, con Rod de cantante. Contratan de bajista a Ron Wood, que se convertirá en guitarrista de los Rolling Stones en 1975. Vivieron felices y comieron perdices durante algunos años, sacando algunos álbumes, entre otros el Beck Ola, álbum que se considera como el primer disco de hard rock. Dejo a los especialistas pelearse, a mi no me gusta. Luego se separan, Rod integra The Small Faces –que pasó luego a llamarse The Faces-, y vuelve a conocer el éxito con cuatro discos de rock puro. Luego se separan, de nuevo, y Rod, superviviente, relanza su carrera, esta vez en solitario. De 1973 a 1978,  está por todas partes, publicando discos que se venden como churros. El muy capullo –cariñoso, hala- logra colocar el título I Don’t Want To Talk About It #1 de los charts británicos, delante del God Save The Queen de The Sex Pistols -a veces hasta los ingleses pierden el juicio musicalmente-. Los músicos y más aún los fans de la banda punk no se lo perdonarán nunca, a él, ex hijo cockney neo nuevo rico.

Rod

Y llegó el fin del rockero, en 1978, con la publicación del álbum pop, a veces disco, Blondes have more fun, que incluía Da Ya Think I’m Sexy. Esta canción marcó un antes y un después en la carrera del cantante. Antes, llegó a vender 100 millones de discos. Después, vendería otros 100. Ves el matiz, verdad? Y con Da ya think I’m sexy, muchos fans de toda la vida le abandonaron cabreados, mientras que se ganó la simpatía –y el dinero- de otros muchos nuevos. Pero a los artistas como él, se les perdona todo. El es un monumento.

 

 

 

Escucha Da Ya Think I’m Sexy, de Rod Stewart