El Rey, Otis, en su trono; Aretha, la Reina, a su derecha en el suyo; Marvin, el príncipe a la izquierda en una silla, Amy, la hija, vacilante en su taburete, y en el fondo, unos cuantos cientos de pretendientes a formar parte de esta legendaria familia, de pie, debajo de la gotera, Adele, Duffy, Emily Sandé, Willy Moon, Gin Wigmore, sólo por nombrar a unos pocos recientes. Y ahí en la sombra, mirando satisfecho a sus casi retoños, el padre putativo de todos, el cantante que se sacó de la manga una nueva forma de expresar la música, con un género mezcla de blues, rhythm & blues, góspel, interpretado con una energía nunca antes vista en los escenarios. Ahí, en la sombra, Sam Cooke, muerto hace medio siglo, con su camiseta “Father of Soul Music”, preguntándose si A Change Is Gonna Come.
Como otros tantos pioneros, apenas tuvo tiempo de saborear la gloria y el apodo de Padre de la Música Soul. Un año después de sacar A Change is Gonna Come, en 1964, Sam Cooke encontró la muerte en el Hacienda Motel, hostal de poca monta en los suburbios de Los Angeles, en unas circunstancias nunca esclarecidas del todo. Según la policía y los principales protagonistas de la escena, recibió un disparo de la recepcionista del Motel “en defensa propia”, después de ver cómo Sam Cooke irrumpía furibundo en su oficina vestido sólo de una chaqueta y un zapato. Pocos minutos antes, una señorita-que se sabrá luego era prostituta- al que Sam Cooke había invitado a su habitación, había salido huyendo del lugar con su ropa y parte de la del cantante en brazos, creyéndose víctima de una violación. Total, el artista salió disparado hasta el hall de entrada, entró de fuerza en la oficina, se abalanzó sobre la mujer preguntándole dónde estaba aquella chica con su ropa, y ella le disparó en el corazón. Oye, no soy Horatio Caine. No pretendo re-abrir el caso. No haré más preguntas su señoría.
Antes, muchos antes, allá por los años treinta, en el estado del Mississippi, el pequeño Sam, nacido Cook -sin e, se la añadirá más adelante-, uno de los ocho hermanos de la fratria Cook, hijo de reverendo, ve la luz. No la del señor todo poderoso –Elvis nace cuatro años más tarde-, sólo la del góspel. Su pasión por esta música le lleva a integrar, antes de cumplir los diez años, una banda de góspel y blues con algunos de sus hermanos, The Singing Children. Nada de frivolidad en la letra, Papa Cook vigila a todos, no vaya a ser que los buenos modales… Con catorce se incorpora a los Highway QCs, otra formación góspel de la región. Su talento no pasa mucho tiempo desapercibido y ya con diecinueve años, le proponen ser miembro de los Soul Stirrers, probablemente la banda de góspel más famosa del siglo XX, nacida en 1926 y todavía en activo.
Durante los seis años de presencia de Sam Cooke como cantante –de 1950 a 1956-, el grupo conoce un éxito sin precedente, pero a su líder se le hace pequeño el repertorio y la audiencia. Quiere romper las barreras raciales y hacer música para todos los públicos. Pero la tradición religiosa del góspel es intransigente, nada de coquetear con otros estilos ligeros. Por ello su primera canción en solitario, Lovable, la interpreta con otro nombre, Dale Cooke. Pero la superchería no aguanta mucho y el tono pop del tema arma un escándalo, obligando a Sam Cooke a marcharse de The Soul Stirrers y a cambiar de discográfica.
No tarda en triunfar. Su primera canción, You Send Me, de 1957, conoce un éxito fulgurante, a pesar de haberse publicado como cara B, apostando el sello por algo menos rompedor, su particular versión de Summertime, de Gerschwin. Se queda seis semanas como #1 de los charts R&B, lo nunca visto. Durante los siguientes dos años, publica cuatro álbumes, de los que se extraen numerosos singles exitosos, como Wonderful World –no confundir con What A Wonderful World, de Louis Armstrong, publicada en 1967-. De nuevo presionado para seguir con el mismo estilo, Sam Cooke se marcha de su sello y entra en RCA, con otras ideas en mente. En los siguientes tres años llueven los estándares y los hits –Chain Gang, Twistin’ the Night Away, Bring It on Home to Me, etc- aunque no destacan por su novedad.
En 1963, Sam Cooke ya es uno de los artistas negros más populares de todos los tiempos. Es cuando decide hacer borrón y cuenta nueva para publicar Night Beat, un álbum en el que vuelve a una música más minimalista para que destaque su voz. El resultado está a medio camino entre el blues y otra cosa, que todavía no tiene nombre. En paralelo, se va de gira por los EEUU acompañado de King Curtis -saxofonista- y la banda Soul Inc. Dan unos conciertos míticos en los que el cantante deslumbra por su energía. A este estilo tan euforizante y vital lo empiezan a llamar Soul Music. Pero Sam Cooke no tendrá tiempo de verlo. Se le atribuyó la paternidad a posteriori. Soul Music, un genero que nunca muere, más vivo que nunca.
Grande Sam. Treinta y tres años. Me suena de algo esta edad…
Un cambio ya ha venido, tu blog hace mi primera hora del día ya no más «the hardest» , but «the most enjoyable».Por cierto, en casa no bebo café porque me gusta el buen café de máquina…..en casa bebo infusiones. Que tengas un buen día
Tú quieres mi coche para esta noche:-)
Pingback: Post número 500 – Falta Poco | Un día, un disco.
El más grande, ¿para cuando una biografía suya llevada al cine? Un genio desconocido: escribía, componía, cantaba, tuvo su propia discográfica. Un adelantado y pionero. La vida es injusta con los buenos.
No tiene el reconocimiento ni la fama a la altura de su genio, como muchos artistas. Buena idea lo de la peli, además nunca he hecho ninguna:-)
Pingback: Curtis Harding – Soul Power | Un día, un disco.