A mi eso de componer una canción siempre me ha parecido de otro planeta. ¿Cuál es el proceso? ¿De dónde sacan inspiración para inventarse una melodía, mezclar instrumentos y hacer que la letra pegue al milímetro? Tengo amigos músicos y algún que otro letrista, siempre pregunto. La eterna duda del huevo y la gallina, ¿qué es primero? Dicen que no hay regla, a veces hay un texto y se le busca una música, otras veces existe una melodía y se plasman palabras encima. Vamos, ciencia ficción.
Así que cuando leo que Dan Auerbach llegó a acumular más de 75 canciones sin usar, todas creadas entre dos giras y grabaciones de álbumes con su banda The Black Keys o los músicos que produce como Hanni el Khatib, Lana del Rey o Ray Lamontagne, me digo que este tipo es un monstruo. O un extraterrestre. Se decía lo mismo de Prince, que tenía material para publicar el doble de álbumes de los que sacaba en su periodo fértil. A ver si la NASA da con el planeta de donde salen, me apunto al primer viaje, llevaré un par de botellas de Rueda. Que con un Gewurztraminer se podrían enfadar.
Cuando Dan Auerbach se dio cuenta del tesoro escondido, pensó que podían sacar un disco. Pero no seleccionó ninguna de las 75, se inventó otras, con sus amigos de siempre, que no, no son los de The Black Keys. Y se metieron en un estudio y publicaron Yours Dreamly, con el nombre de The Arcs. Ahí está con Richard Swift, teclado de The Shins, y Leon Michels, con quien Auerbach co-produjo el disco de Dr John, tan panchos, inventándose un rock groove y roots, como en los buenos viejos tiempos. ¿De dónde le sale, en serio?
Dice Dan Auerbach que es un obrero de la música. Se levanta a las 6h30, prepara a su hija para el cole, luego va a boxear –otra pasión, un tipo curioso, la verdad- y pasa el resto del día en el estudio de grabación hasta bien entrada la noche. Es lo suyo. Dice que no se siente para nada nostálgico de esta época en la que The Black Keys daba sus primeros pasos. Conducir la furgoneta, descargar los equipos, dar el concierto, volver a cargar todo, ir a las afueras de la ciudad para encontrar un motel barato y muchas veces sórdido, compartir la cama con la otra mitad del dúo, Pat Carney, que se concedía automáticamente dos tercios del colchón por ser más grande. Dice que no lo volvería a hacer, que esto sólo se aguanta siendo muy joven.
Hoy viaja en business, la furgoneta la conduce un roadie barbudo y fornido; los equipos, multiplicados por diez, salen como por encanto y vuelven a su sitio en un plis plas; duerme en hoteles cinco estrellas y tiene una suite para él solito, con una cama tan grande que sigue durmiendo en el borde. Pero tampoco se siente cómodo, el canto de las sirenas del estudio de grabación con sus amigos de siempre le atrae poderosamente.
En mayo de este año fue cuando llegaron las primeras noticias de The Arcs, con ocasión del combate de boxeo entre Mayweather y Pacquiao, que no vi -dejé de ver boxeo cuando a Tyson se le ocurrió probar el sabor de la oreja de Holyfield, en 1997-. Sacaron un 45t –¡¡un 45t, en 2015, olé!! Con dos canciones dedicadas a los púgiles, Stay in My Corner y Tomato Can. El álbum se publicó hace cuatro días. Suena como una BSO de road movie, con este rock mitad Led Zeppelin mitad White Stripes, guitarras al poder, pero sin estridencias.
Cuando le preguntan si tiene otros proyectos, dice que sí, pero que no los puede comentar, que a los interesados les podría perjudicar y le matarían. De 75 canciones sin usar habrá pasado a 150, seguro. Un extra-terrestre Dan Auerbach. Un gran tipo.
Pues Richard Swift, que aparece en tu entrada como un extra, tampoco es manco:
https://thesongswelove.wordpress.com/2015/04/10/would-you-richard-swift/
Se ve que lo de la hiperactividad acaba siendo contagioso…
¿Tendrán muchas deudas?