Desde hace varios años, los nórdicos copan buena parte de la producción de música electro indie pop folk –un saco cómodo donde meter todo lo que no es puro rock o pop-. No es la primera vez que me extraño por ello en el blog, pero sigo sin respuesta. La lista de artistas escandinavos podría ser interminable, pero basta con recordar a Lykke Li, The Knife, I’m from Barcelona, Fever Ray, Little Dragon, Röyksopp, Todd Terje, Mikhael Paskalev, Le Corps Mince de Françoise, para ver que la cosa va en serio.

¿Tendrá la carne de reno o la savia de los robles y fresnos alguna sustancia que invita a componer? ¿Cantarán para conocer el miedo, como en Asterix y los Vikingos? Yo qué sé. Sumando la población de los tres países que conforman Escandinavia, no llegan ni a la mitad de la de España. Tendrán la proporción de grupos indie –por decir algo- más alta del mundo.

Jenny Hval es una más de la lista. En noruego será normal poner una h delante de la v, pero a mi me parece una trampa para bloggeros poco atentos –he visto su apellido mal escrito más de una vez-. Tiene 34 años y acaba de sacar su cuarto álbum de estudio, Apocalypse, Girl. La foto de portada tal vez ofrezca un indicio sobre la pregunta inicial, se le ve repanchigada en un balón grande, cual rusa borracha en la calle –perdón por el tópico-.

El título del álbum es engañoso. No esperes trash metal de vikingos sudorosos cosquilleando el escroto de Thor. Todo lo contrario, Jenny Hval ofrece una música suave, languideciente, rozando lo conceptual, con letra explícita. Habla de penes blandos, de enormes clítoris capitalistas y de manos que surcan por sus pantis. Habrá que probar la carne de reno y la savia de fresnos pues.

El disco es tan variado como líneal. Ella se lanza en explicaciones kilométricas para justificar su forma de componer y sus fuentes de inspiración, pero hoy es domingo y sé que no estás para estas cosas. Confórmate con escuchar los seis temas que te dejo. The Battle is Over es la más bonita, invita a vaguear, única ocupación posible con el calor que nos espera.

Pero no te duermas, ya sabes, luego zumito y a misa.