Imelda May – Tribal

El otro día se enteró un amigo mío de París que llevo dos años alimentando este blog a diario. Como él no habla español, quitando la frase “una ración de jamón y un vino rojo por favor” -ya, en francés hablamos de vin rouge-, no se lo había comentado nunca, total… ¿para qué?. Después de echarle un vistazo y decirme que para él bien podía haber sido escrito en sanscrito, me preguntó: “¿qué te aporta?”. Como era vía whatsapp, tenía tiempo de pensar mi respuesta. Aún así, no supe qué decirle. Sinceramente no lo sé.

Cuando las entradas me salen en un plis plas –el plis plas es una unidad de medición del tiempo, dependiendo de la presión atmosférica a veces equivale a media hora aunque otras se dilata hasta la hora-, pues suelo sentir cierta satisfacción mezclada con esa sensación de hacer algo distinto. Pero lo normal es que tarde más bien un par de plis plas -en su versión más larga- por lo que cuando le doy a “publicar”, me echo la bronca en plan «Tomate cretino, ¿!no tienes otra cosa mejor que hacer!?»

imelda may tribal

Hoy tiene toda la pinta de acabar así ya que hasta hace un rato ni siquiera sabía a qué artista le iba a tocar. Al final, compartiendo este tormento cansino con mi musa last minute, salió la posibilidad de hacerle un hueco a Imelda May. Es decir, rockabilly. Dije, bingo. Imelda, ven pa’ca y cuéntame tus cosas, a ver qué se salva.

Poco.

Créeme, me gusta mucho su música, la sinceridad de su propósito y su poderosa voz. A mi el rockabilly me va, tanto el de los orígenes como el de los hipo revival, como Brian Setzer y los Stray Cats a principios de los 80’s. La esencia del rock, por donde empezó todo.

Pero como personaje, por lo que he logrado comprobar por ahí, es bastante lisa. Tratándose de rock’n’roll, un poco de cachondeo no estaría de más. Además acaba de ser mama, esto no invita al desmadre. Empezó a cantar muy joven, con dieciséis años daba conciertos en bares de Dublin, y muchos le auguraban un futuro brillante. Está claro que había otros géneros musicales antes que el rockabilly para brillar. Pero por muy lejos que recuerde ella, al ser la última de cinco niños, tenía que callar ante las elecciones musicales de los que mandaban en casa. Y papa se rendía al rock de Eddie Cochran, Buddy Holly, Gene Vincent y otras glorias de la primera ola.

Luego no se sabe muy bien qué c… hizo con su vida –no es que sea asunto mío, pero estos primeros años casi siempre me ayudan a contar alguna chorrada o anécdota curiosa y ella se lo saltó-, sólo reapareció con treinta años, en Londres, con un primer disco llamado No Turning Back. No tuvo éxito pero sí le terminó de convencer de que tenía talento y agallas.

En 2007, publicó el segundo, Love Tattoo, con el que alcanzó el #1 en su país de origen y un alud de buenas criticas, especialmente gracias a su canción más conocida, Johnny Got a Boom Boom, una pequeña perla de rockabilly saltarín y alegre. En 2009, recibió el premio Meteor a la mejor artista femenina, el equivalente irlandés de los Grammy US. El año siguiente sacó su tercer álbum, Mayhem. Y hace pocos meses, dos años después de ser mama por primera vez, volvió al ruedo con Tribal, que de nuevo llegó a ocupar el #1 en Irlanda y #3 en UK. Te dejo con los cinco primeros temas del disco, de un total de algunos más –no me acuerdo, ays-. Rockabilly for ever. Y si se digna en venir por aquí, habrá que ir a verla, no faltaré.

 

 

 

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