El pasado jueves 15 de enero moría Kim Fowley, de un enésimo cáncer. Esta leyenda megalómana del rock’n’roll que nadie conocía o casi ya había vencido a uno de la próstata, otro de la piel y un tercero de la vejiga. También había pasado por nueve neumonías y dos crisis de polio. Un par de años antes declaraba en una entrevista: «la muerte es mi próximo proyecto a largo plazo«. Probablemente el precio a pagar por haberlo probado todo desde los primeros años del psicodelismo.
¿Quién era Kim Fowley? Artista culto de la ola garage de los sesenta y de las primeras estridencias punk de los setenta, autor y compositor de canciones de muchos músicos –Gene Vincent, Kiss, Alice Cooper, etc), se le atribuye la cutre costumbre de levantar un mechero encendido -ahora un smartphone- en los conciertos -se cuenta que la primera vez fue en un concierto de John Lennon en 1969-. Pero fue sobre todo productor de Joan Jett en su época Runaways, años 70.
Hoy seamos sinceros, Joan Jett no pinta mucho. Hay que tener cierta edad –no temes, hoy no tengo la vena Calimero- para acordarse y escucharla con todo el respeto que se le debe a quien compuso (con Fowley) el tema Cherry Bomb en 1975 con las Runaways, con tan solo diecisiete años. Esta banda fue la primera formación de rock 100% femenina, pionera e inspiración para muchos grupos como The Donnas, L7 o Girlschool. Pioneras y punto, porque en 1975, los grupos punk se contaban con los dedos de la mano.
Después de cinco álbumes de estudio y una última gira con Tom Petty & The Heartbreakers y Van Halen, se separaron en 1979 por diferencias de criterios musicales entre las dos cabezas de la banda: Sandy West quería evolucionar hacia el Metal, mientras que Joan Jett se delectaba con sonidos punks y glam rock. Bien ahí mi Joan, ahí te veo. En 2010 se estrenó la película The Runaways que contaba los cinco años de vida trepidantes del grupo, con la genial Dakota Fanning entre otras.
En 1980, Joan Jett abandonó durante un tiempo los escenarios para producir un álbum de The Germs, banda punk de Los Angeles, pero la muerte del cantante, Darby Crash puso fín al experimento -pobre de él, de su muerte nadie se enteró ya que tuvo la desafortunada idea de morir el día antes que John Lennon-. La cantante decidió relanzar su carrera en solitario, pero ante la imposibilidad de encontrar una discografía que la produjera y distribuyera, montó su propio sello, Blackheart Records. De ahí nació su nueva formación, Joan Jett & The Blackhearts.
Su primer éxito lo alcanzó en 1980 con la canción Bad Reputation, en la que precisamente relataba el rechazo de la industria musical a abrirle sus puertas. Pero la canción que le va a permitir en 2015 entrar en el Rock’n’Roll Hall of Fame, es sin duda I Love Rock’n’Roll –esta la debí de componer yo-. Inicialmente cantada por The Arrows en 1975, Joan Jett la versionó dos veces para mayor gloria del genero. Primero en 1979 con dos ex Pistols, Steve Jones y Paul Cook, pero no se editará hasta 1993. Y una segunda en 1982, ya con The Blackhearts. Es un himno, para pequeños y mayores, que el Billboard clasificó en el #56 de su lista de las canciones más grandes de todos los tiempos. Nada que decir, una perla atemporal. Rock’n’roll.
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Pues el p… virus de los c… se acaba de llevar a Alan Merrill, el líder de The Arrows y creador de I Love Rock’n’Roll….