Lisa Gerrard nació en 1961 en Melbourne, Australia. Hija de padres irlandeses, vivió toda su juventud en el barrio de los inmigrantes chinos, italianos, turcos, griegos y árabes. Toda su educación musical se la debe a mil sonidos que salían por mil ventanas abiertas de vecinos procedentes de todos los rincones del mundo. Adolescente en plena ola punk –más bien un tsunami, para que llegara una ola hasta las costas australianas-, abrazó la causa de Rotten y Strummer cual chaval madridista porque sí que se hace del Atleti cuando ve la luz.
Brendan Perry nació en Londres en 1959, pero con pocos años sus padres se mudaron a Nueva Zelanda. Aprendió a tocar la guitarra, aunque su talento no daba para versionar a los grandes solos del rock progresivo. Por lo que vivió como una auténtica bendición la llegada de un movimiento que sustituía el arte de tocar por energía pura, con más o menos éxito. Se incorporó a uno de los pocos grupos punk de Auckland de la época, The Scavengers. Cuando se marcharon a Australia, renombraron la banda como The Marching Girls.
Fue en un concierto del grupo en 1981 que Brendan Perry conoció a Lisa Gerrard. Flechazo musical y sentimental. En las siguientes semanas, se acabó el punk para Brendan Perry; montó una nueva banda en el salón de su novia, Dead Can Dance, aunque al principio ella se mantenía al margen. De inspiración gótica –Joy Division sobre todo-, la música que tocaban mezclaba cold wave con sonidos del mundo, a veces rozando lo litúrgico y lo medieval. Aunque fue cuando Lisa cogió por primera vez el micro que el grupo encontró su trayectoria.
Trayectoria que les llevó a Londres en 1982. Allí firmaron con uno de los sellos que más hizo por la música en la época, 4AD, cuna de bandas míticas como Cocteau Twins, Bauhaus, Pixies y Throwing Muses. De la mano de su legendario dueño, Ivo Watts Russell, se montó en paralelo un grupo formado por músicos de buena parte de las formaciones de la casa, This Mortal Coil.
Dead Can Dance no tuvo la fama de ninguna de las cuatro antes mencionadas, ni la voz de contralto de Lisa Gerrard llegó nunca a la altura de la de Elizabeth Frasier, de Cocteau Twins, pero no les impidió seguir vivos artísticamente hasta 1998. Se reformaron en un par de ocasiones, la última en 2012, y sacaron en total nueve álbumes de estudio, con su particular música que a veces rozaba lo barroco de misa y otras las mezclas world del mejor estilo.
Cuando se separaron, Lisa Gerrard prosiguió con una bonita carrera en el mundo del cine, como cantante de BSO de muchas películas, algunas de gran éxito popular, como Heat, Misión Imposible, The Insider y sobre todo Gladiator, cuyo tema principal, Now We Are Free, compuesto por Hans Zimmer, era interpretado por ella y le valió un Golden Globe Award. La cantante tiene además una curiosa particularidad: no canta in inglés nunca. Con doce años, se inventó su propio lenguaje, en una época en la que, según dice, “estaba hablando con Dios”. Fumaría demasiados pelos de canguro.
[Te dejo con el tema de Gladiator y con cuatro canciones del sexto álbum de Dead Can Dance, de 1993, Into The Labyrinth].
Merci Fiouck! Pasaron por Madrid hace unos meses. A mis pavos de 15 y 17 años se le han abierto un mundo en aquel concierto.
De nada Mémère. Madre rock’n’roll eres… ¿Dónde fue?
En el Price