Imagina un rimero de ropa para planchar, algo así como la casi totalidad de tu armario amontonado a la espera de que lo ataques por la vertiente norte, piolet en la mano izquierda, plancha en la derecha. Pero estás decidido y empiezas, eres un tipo fuerte y acabas con el montón. Y te sientes orgulloso y lo celebras con una coronita muy fresca, planchar da calor ¿verdad?. Ahora imagina que vuelves al día siguiente al cuarto ese, y ¡maldición!, ahí está otra vez la montaña de ropa, lista para planchar. Abres una nueva vía, vertiente sur, y de nuevo puedes con ella, pero al día siguiente, horror, otra vez, y, la madre que le parió, otra vez, y, fucking jesus, otra vez… Y hay días que te c… en todos los muertos. Pues así me siento yo hoy, con este blog. Me apetece escribir el post de hoy tanto como frotarme los testículos con una rama de acebo. Para que veas.

Encima es domingo, toca canción para sacarte de la cama y eliminar esa resaca que como te vea tu madre… Pero he terminado encontrando algo digno, que me gusta mucho. Mañana sale a la venta el séptimo álbum de Liars, Mess; y el bueno de Fiouck te adelanta el single, Mess on a Mission. Vuelven a sus orígenes, especie de electro punk, dance music con Doc Martens.

Los americanos de Liars llevan trece años sacando los discos que quieren sacar, sin escuchar ni las críticas ni las expectativas de los fieles. Un poco desorientado el público con tantos giros en su estilo. El penúltimo, Wixiw –parece que hay que pronunciar Wish You- durmió a todos. Mess los va a despertar, sin duda. Música dance tribal, que recuerda a Alan Vega de los días buenos, o Gang of Four. Sonidos electrónicos repetitivos con una energía post punk saludable. Es colorido y euforizante. Mejor que un paracetamol.

Hala, enchufa Mess on a Mission, sube el volumen, luego zumito y a misa. Que tienes la conciencia cargadita.