Anika Henderson nació en la segunda mitad de los 80. Por ahí, no se han molestado en incluirlo en ninguna bio. En todo caso, una década después de First Issue, el primer álbum de Public Image Limited. Siete u ocho años después de la aparición y el eclipse en el mismo año del genero No Wave –ESG o Liquid Liquid-. Es una pregunta idiota lo sé, pero ¿por qué sacar un disco in memoriam en 2010, como si el tiempo no hubiera volado?
Otra pregunta idiota que te harás tú, “Fiouck, por qué dedicarle una entrada a una artista menor cuando te quedan tan poquitos para acabar con el vía crucis del blog?”. Yo qué sé. Me gusta el disco de esta alemana; no es que sea la octava maravilla del mundo, pero para tachar un día más del calendario sin triturarme demasiado los sesos, no está mal. El bajo de Jah Wobble, de PIL, y las percusiones minimalistas de ESG. Ah, y la voz de Nico.
Esta chica no iba para músico. De hecho trabajaba como periodista política en Alemania, cuando se cruzó por su camino con Geoff Barrow, de Portishead. Ja, el azar, cómo mola. Yo me pregunto, ¿me habré cruzado alguna vez con el gordinflón de The Cure? Tengo que estar más atento con estas cosas, sueño con peinarle y dejarle como Rafael Hernando, del PP. Pero no creo que pase, será más fácil que rapte al portavoz, le ponga un petardo en el pelo y le maquille de forma burda con pintalabios rojo chillón. Además le haría un favor, se ganaría los votos de LGTB.
Total, algo le gustaría en ella como para encerrarla en un estudio de grabación doce días, hasta que vieran la luz las nueve canciones de Anika, el disco homónimo de la rubia teutona con pose. Doce días, nueve canciones, me parece una chiquillada, yo llevo 982. Además, de los nueve temas, siete son versiones. ¿Una alemana vaga? ¡Pero a dónde irá a parar este mundo!
En realidad, el arte de versionar no es tan fácil. Re-interpretar es una cosa, cualquiera lo puede hacer. Pero versionar, dándole al original otro toque, otro enfoque, conservar su esencia al tiempo que le impregnas con tu propia idea de la música, tiene su punto.
I go to sleep, por ejemplo. Esta canción compuesta por Ray Davies de The Kinks, aunque nunca publicada por esta banda, fue versionada una cantidad industrial de veces, pero me quedo, quitando la de The Pretenders, con la adaptación de Anika. O Masters of War, de Dylan, hay que estar muy atento para captarla, queda muy poco de la voz nasal del Bobby. No pude hacer el mismo ejercicio con Yang Yang, de Yoko Ono, porque que Dios Elvis me castigue si me pusiera a escuchar a la ex de. Si ya de por sí no puedo con los cuatro sosos, la Yoko me supera. Y si estás jugando en otra división que la mía, inténtalo con Terry, el casi único hit de Twinckle, cantante pop inglesa de los 60 fallecida este año.
Y luego está No One’s There, canción original de Anika. Te aburrirá, lo sé, dirás, “qué manera de desperdiciar un día para estas cosas”. Ya ya. Pero a mi me tiene atrapado, el bajo poderoso es igualito al de Jah Wobble, y las percusiones suenan taaanto a Public Image, wow, esto no tiene precio. Hala, al tajo, que me he pasado.