Si alguien me hubiese dicho hace cuatro años que un día iría a conciertos NO rock, hubiera dudado entre poner en entredicho las capacidades cognitivas de la persona o llamar al 112, que tanto desvarío esconde algo más grave seguro. Pero uno se hace viejo y los criterios se ablandan: en estos últimos pocos años, han logrado llevarme a un espectáculo de flamenco (homenaje a Enrique Morente), a un concierto de música clásica (Tim Fain) e incluso -pero que se quede aquí, fue por un cúmulo de circunstancias y negaré haberlo dicho-, al espectáculo sobre Michael Jackson en el Palacio de Deportes (genial, por cierto).
Pero las mayores infidelidades musicales al rock, las hice con el soul, una más que grata experiencia que culminó con el concierto de St Paul & The Broken Bones el pasado mes de marzo. Buf, gigantesca actuación, de lo mejor que he visto en mi vida. Todo empezó en mayo de 2012, con mi primera participación en el festival Cultura Inquieta, entre la Sala Caracol y el Matadero.
Ya he visto a muchas bandas como Freedonia antes de que su cantante, Aurora García, lo intentara en solitario, o The Sweet Vandals, James Hunter, Nicole Willis, Irma Thomas, Eli Paperboy Reed. No lo sabía, pero esta música desprende una energía más rock que otra cosa, un ritmo frenético y unos finales siempre apoteósicos. Para mi ha sido una gran sorpresa ver cómo se puede mover el culo con otra cosa que el rock’n’roll.
Mi memoria flaquea un poco, pero creo recordar que los primeros que vi fueron Lefties Soul Connection, en 2012, justo antes de Freedonia. Le sirvieron un soul electrizado a un Tomate hipnotizado por una revelación casi cósmica. Mención especial al guitarrista, con un instrumento de color verde que me pareció magnífico. Con esta actuación estaba convencido de que eran neoyorquinos y súper famosos.
Pues va a ser que no. Son holandeses, de Amsterdam, y viendo el número de visionados de sus vídeos en youtube, la wiki raquítica en inglés –ni en español ni en francés-, las pocas reseñas que he podido localizar para saber un poco más de ellos, he llegado a la conclusión –realmente la misma que en la introducción de mi post sobre St Paul & The Broken Bones-, de que el soul no es cosa de masas.
Cuatro discos en cinco años, conciertos para aburrir, pero siguen en la sombra y me temo que, viendo la fecha del último (2011), hayan abandonado su carrera. La gente no sabe lo que se pierde, esa mezcla de soul y funk explosiva y talentosa. Venga, te doy una oportunidad de darles una oportunidad, con tres canciones sacadas de su segundo álbum, Hutspot, y otras tres de por ahí. Me encantan.
Esos nombres merecen pleitesía a quien te llevara a ver a semejantes figuras del soul, vaya suerte la tuya. A esa lista añadiría Erykah Badu y The California Honeydrops (aunque éstos se mueven en varios estilos, pero el soul es uno de ellos). 🙂
He tenido que mirar en el diccionario la palabra pleitesía! Y resulta que no tiene traducción directa al francés, pero le he pillado el sentido, pleitesía quiere decir «dejar el coche para salir por la noche», algo así…
Aquí se habla cultísimo eh? Hay que ver cómo os elevo… 🙂
¿Existe acaso algo más fructífero que ser infiel en la música?
Sí, el euromillón un día de súper bote. Invertiría en una máquina para resucitar al King, a Bob, a Kurt, a Janis y a Sid para un único concierto para mi solo.
Bueno, si acaso a Thesicamu, si invita a la copa.