David Dorantes – Libertad Entre Rejas

Últimamente no paran de invitarme. El jueves al pre-estreno de El Lobo de Wall Street -enorme- y el sábado al homenaje a Enrique Morente, en el Teatro Circo Price de Madrid. A ver si pronto me invitan una semana a Las Seychelles, que estoy de la lluvia hasta el moño. Acepté el reto, con más curiosidad que ganas reales. Digo reto porque si eres un fiel lector del blog, sabrás que el flamenco y yo, no cuajamos. Y eso que puedo enorgullecerme de haber visto al Camarón en vivo. Fue antes de que viniera a vivir a España, asistí a la grabación de un programa de la tele francesa, en el que era el invitado de honor. Imposible saber que iba a fallecer pocos meses después, a los cuatro días de desembarcar yo en Madrid. Total, ya en aquel momento había llegado a la conclusión de que el flamenco no era para mi. Es así, no me llega. Ni al alma, ni al corazón, no me provoca nada sino una mezcla de respeto y aburrimiento. Pero como ya tengo mi edad, llegué a pensar que  mi rechazo era más bien el resultado de una total ignorancia que otra cosa, así que fui.

¿Conclusión? No me arrepiento. Es más, después de reflexionar sobre ello al día siguiente, llego a la conclusión de que no sólo me ha encantado y que había que estar, sino que tal vez repita. Es verdad que hubo momentos durante las tres horas treinta minutos de espectáculo en los que hubiera vendido mi alma al diablo para estar cerca de la salida e ir a fumar un pitillo –para que veas, he dejado de fumar hace diez años-. Lo bueno –mi suerte- es que al ser homenaje a uno de los grandes maestros, se montó la actuación como una larga sucesión de actuaciones de todos los que aspiran a ser su sucesor –no lo digo con sorna, se les notaba a todos tremendamente agradecidos por haber sido invitados al acto-. El Memorial Morente más Morente se dividía en tres noches, yo estuve en la segunda, donde actuaron Carmen Linares, Argentina, Tomasito, Arcangel, Farruquito, Pitingo, Juan Carmona y algunos más, que me perdonen si no les menciono, mi memoria flamenquera no da para tanto. Cualquier amante del género hubiera matado para estar en mi sitio y seamos sinceros, hubo momentos en los que le cedía mi asiento sin problema. De peor a mejor –insisto, no deja de ser la valoración de alguien que apenas sabe de qué habla-, la Argentina –buf, ahí sí que lo pasé mal-, algunos cuyos nombres no recuerdo, en especial uno mayor –me van a crucificar-, después Carmen Linares, Tomasito –especie de electrón libre de la gran familia del Flamenco-, Farruquito –conduce como un mierda, baila como un dios-, y Arcangel, por lo que he podido comprobar, la gran promesa para subir tan alto como su maestro. Le dedicó además a Morente unas palabras muy bonitas, que logré pillar a pesar del acento que todos arrastran -coño tan complicado es pronunciar las eses cuando hay plural y la g como una g y no una h inglesa?-. También me impresionó y me gustó el fervor del público, parecía una gran misa, con Dios sonriéndonos a todos desde el retrato gigante encima del escenario.

DORANTES SINMUROS

Y luego está Dorantes. David Peña Dorantes, de Lebrija, Sevilla. He de decir que cuando me instalé en mi butaca, me sorprendió ver un piano de cola en el escenario –no podía ver la marca desde mi asiento, pero intuyo que una buena, apostaría por un Bösendorfer-, porque una de las cosas que no me gusta del Flamenco, es la rigidez en sus “estatutos”. La tradición es la tradición, y hasta hace relativamente poco, los únicos instrumentos admitidos eran la guitarra, el cajón y las castañuelas. Todos los géneros musicales mayores utilizan al más bello de los instrumentos, así que ya era hora de que el Flamenco dejara de mirarlo mal. Y nada mejor que Dorantes para convencer a los más cerrados. Este pianista de cuarenta y cuatro años abrió la velada. Sólo tocó dos piezas, pero madre mía, me dejó idiota. Como cuando te pasas con el chocolate y te quedas babeando feliz. Inmensamente feliz. Por dios qué actuación. Este señor toca como raras veces había visto. Es un virtuoso total, tiene una técnica pasmosa y le habita un no sé qué –un duende?- que restituye con fuerza bruta y delicadeza aérea en unos acordes y melodías imposibles, de otro planeta. Planeta flamenco, jazz, impresionista, clásico. Este sí me llegó directo al alma, al corazón y al estómago. Wow.

Lamentablemente no sé qué temas fueron, así que no te los puedo ofrecer para la escucha. Te propongo otros, al azar, aunque tengo la sensación de que no llegan a la altura de su prestación del sábado.

 

 

9 comentarios en “David Dorantes – Libertad Entre Rejas

  1. Después de leer el post de hoy, está claro que es lo más parecido al relato de un marciano que aterriza en tierras desconocidas. Para apreciarlo hay que entenderlo, vivirlo y compartirlo. Ningún invitado aspiraba a ser como Morente porque Morente era único. Cada uno aportó su visión del flamenco, nada más. Argentina es un portento de voz, Arcángel no es un promesa, se trata de una de las voces más prodigiosas de este país desde 1987. Linares es la cantaora más importante del s.XX. Y sí, para hablar de flamenco hay que hacerlo desde el respeto, el conocimiento y el alma. El flamenco es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad…y ningún otro género de los que hablas en este blog tiene ese reconocimiento.

      • Precisamente eso decía, desde una actitud que también trata de ser respetuosa. Tan sólo matizaba, lo que usted llama aburrimiento como la actuación de Argentina (o del flamenco en general…y lo puedo entender, pero no compartir) yo lo defino como una actuación magnífica. No sea usted, Mrs. Fiouck tan susceptible! 😉

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