No sé por qué, pero siempre había pensado que Moloko era un grupo de rap duro. Mi duda era más bien geográfica: ¿serán españoles o mejicanos? No tengo idea de con qué banda me estaría confundiendo tanto tiempo, ¿alguna sugerencia? Así que imagina mi sorpresa esta tarde – tampoco tanto como para pegar un grito- al descubrir que, tonto de mí, si Moloko sólo es un dúo de dance UK, jatetú. O más bien era, puesto que desde 2006 ya no ofician como tal.
¿Ofician? Me refiero a que la dance music sólo es eso, un oficio, como lo es vender tornillos y con un poco de visión comercial también destornilladores. No hay alma ahí dentro, te enfundas el traje de lentejuelas, grabas la sesión, vuelves a ponerte el chándal y las zapatillas en forma de Minions –los de un solo ojo, son tan monos-, y a fin de mes abres la carta de la SGAE de turno para ver el importe del cheque.
En mi vida los había escuchado. No me suena nada su mayor éxito, Sing it Back, publicado en 1999. Dicen que en 2000 la canción hizo bailar al planeta entero. No sé yo, no me dejarían entrar en la discoteca –es que aparento menos de dieciocho años, ja-.
Se conocieron en una fiesta en 1995, en la que Róisín Murphy –sí, así, con dos tildes- se acercó a Mark Brydon –sí, así, sin tilde- y le preguntó si le gustaba su camiseta muy ceñida. Molan estas cosas –bueno también depende de la chavala en cuestión, una cosa es que este ajustada y otra que este a punto de explotarte a la cara -, a mi nunca me ha pasado. Como mucho un “¿Tienes hora, franchute?”.
En 2005, después de cuatro álbumes, la Roisin –paso ya de las tildes- se separó de su pareja de baile y vida, se puso un jersey, y se lanzó en solitario. Pensaría que pronto se le pasaría el arroz, por lo que decidió publicar sola un primer disco, Rudy Blue. A los sonidos dance de Moloko, añadió unas capas jazzy y pop, la llave universal para salir en las series TV y cuñas publicitarias, y añadir un cero al cheque de la recaudadora de los derechos de autor.
Repitió dos años más tarde, con Overpowered. Esta vez el cheque tuvo menos dígitos, a pesar de las buenas criticas. Se indigna cuando la encasillan en el género electro pop y reza para que un día dejen de separar la electro de otros géneros, «creando avenidas para la música de mañana», como dice. Me callo porque yo también suelto bobadas, y lo de mezclar y mestizar siempre he sido a favor.
Y luego cerró el telón durante algunos años. Tuvo niños, y sólo se prestó a colaborar en alguna ocasión, con David Byrne y Fatboy Slim entre otros. El año pasado se dijo que ya bastaba, que ya era hora de volver al ruedo. Volvió a contactar con su manager, mentor y productor –Mattew Herbert, el Matiu de ayer- para preparar un tercer álbum.
Hairless Toys, puesto a la venta en mayo, conserva la receta anterior, con pizcas de house y free jazz, todo envuelto bajo una capa de elegancia y seducción. Acaba de actuar en el Sónar de Barcelona, tan contenta de figurar en el cartel diez años después de su primera aparición. Sólo he podido rescatar dos temas de un álbum de ocho, aunque debería ser suficiente para que te hagas una idea.
[¿se nota que tenía ganas de acabar con el post?]
Molotov, te confundías con Molotov.
Ah pues será eso… ¿de dónde son?
Ahí ibas bien. Son mejicanos.
Lo que no me cuadra es que nunca hayas oído «Sing it back»… ¿Por dónde te has movido los últimos quince años?
A mi me gustaba un tema suyo que se llamaba «Tell Everybody» y «Fun for me» también estaba bien…
Pues lo juro mi Señor:-)
Ayer al redactar el post, me decidí a ponerla, para recordarla, pero nanaï, no me suena de nada.
Con todos mis respetos, quien no haya escuchado en su vida Sing It Back es que, o no le gusta la música o es que vivía en la montaña.
¿Eres ermitaño?
Jeje… tiene que haber una tercera alternativa.
Vivo en Madrid y como entenderás, después de 870 entradas seguidas y a falta de otras 130 para llegar a 1.000 posts musicales en 1.000 días, algo me tiene que gustar la música.
Tampoco es tan complicado pasar completamente al lado de determinadas canciones. No ver la tele, no ir a discotecas ni bares bum-bum -ya sabes a qué me refiero-, escuchar los discos que uno tiene en casa y los programas «rock» de Radio 3 en los trayectos en coche, y ya está.
Hasta yo la he escuchado la de Sing it Back! Super conocida!
Vaya, la lectora que se esconde bajo el enigmático nick de «Hija de Fiouck» se lee el blog de uvas a peras…
Jaja, sí, es mi hija. Y eso que no tiene más remedio que leérselas todas, porque la interrogo cuando vuelve a casa, y si no acierta, se queda en el felpudo 🙂