Bérurier Noir – Joyeux Merdier

¿Qué les pasa a los franceses? Me acabo de encontrar con algunos Top Discos 2014 publicados allí y… fiu fiu, qué aburridos e insípidos son. En cada uno de ellos figuran Christine & The Queens –tan francesa, tan sosa-, Alt-J, Caribou, Asgeir, Mac DeMarco, etc, vamos, no falta ni uno de los grupos soporíferos del año pasado. Francia, despierta y mueve el culo, te estás descolgando de todo. Con lo que fuiste.

Porque sí, hubo una época en la que la escena rock y alternativa francesa no tenía nada que envidiar a la inglesa. Durante los ochenta, se adueñaron de las salas de concierto una infinidad de grupos emblemáticos como Ludwig Von 88, Les Garçons Bouchers, OTH, Gogol Premier, Les Wampas o Parabellum, y poco después Les Négresses Vertes y Mano Negra. Y por encima de todos, Bérurier Noir, también llamados Les Bérus, los queridos Béru, trio que mezcló como nadie el punk con el circo y la diversión.

Como en muchas aventuras musicales, la idea que tenían los dos fundadores del grupo –Loran, guitarrista, y Fanfan, cantante-, no era la de convertirse en vendedor de cientos de miles de discos ni la de congregar a más de 50.000 personas en un concierto en Quebec el año que intentaron reformarse, en 2004. Venían de la ola punk –dignos herederos de Metal Urbain, uno de los grupos punks galos más respetados en Londres en 78-, eran okupas en Belleville, uno de los barrios más populares de la rica París, y sólo querían divertirse delante de pocos amigos tocando una música alegremente reivindicativa.

IF

Pero la cosa cuajó mucho más allá de sus aspiraciones. Cada año que pasaba se inflaba un poco más el fenómeno Béru. Después de un primer álbum, Macadam Massacre, publicado en 1984, se empezó a ver a Les Bérus por toda la Europa francófona, dando conciertos donde había una causa social que defender o alguna injusticia que denunciar. Muy recelosos de su independencia, aceptaron a regañadientes la propuesta de un sello, Bondage, con el que la relación irá empeorando a medida que el grupo crecerá en fama.

A principios de 1985, entraron de nuevo en un estudio en París. Encontrándose la capital gala totalmente colapsada por la nieve, al EP que grabaron lo llamaron Joyeux Merdier –Feliz Follón-. Cuatro temas que desde entonces se han convertido en clásicos del grupo, todos más o menos relacionados con la Navidad y las fiestas. Contiene el himno absoluto de la banda, Salut à Toi, una particular forma de felicitar el año a buena parte de los pueblos del planeta –al español entre otros-. Letra minimalista –104 frases empezando todas por Salut à toi, algo así como Te Saludo, estando el Te Saludo, Español en el #79- acompañada por una música marcial y tribal. La puedo escuchar diez veces al día sin nunca cansarme. Tiene un no sé qué que la hace única.

A partir de ahí, los medios nacionales –radios y revistas sobre todo- trataron de recuperar un fenómeno que tuvieron a bien despreciar en sus primeros años, acelerando las tensiones en el seno de una banda que llegó a contar con hasta quince músicos en los alegres conciertos que daban ahí donde se les llamaba, siempre vigilando que el precio de las entradas quedara accesible a cualquiera. Después de años luchando para quedar independientes de la industria, tiraron la toalla en 1989, viendo como tanto Mano Negra y Les Negresses Vertes se dejaban cautivar por las sirenas de las majors. Decidieron “suicidarse” dando tres últimos conciertos en la sala Olympia de París, logrando que en las tres noches hubiera más gente fuera, desconsolada, que dentro, feliz.

Hoy los franceses escuchan Christine & The Queens, ays, algo va mal.

 

 

 

2 comentarios en “Bérurier Noir – Joyeux Merdier

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