Damon Albarn es el Obelix de la música pop rock. Se cayó en la marmita de sonidos mágicos siendo chiquitin y hoy su genialidad dentro y fuera de los escenarios y estudios le sale naturalmente. No se cansa de crear, dar, fomentar y apoyar. Es un grande –el haber sido líder de Blur y de Gorillaz, a parte de The Good, The Bad and The Queen, le otorga automáticamente esta distinción-, pero a él no le va ni le viene, sigue indagando, relacionando, componiendo y produciendo. Fundamentalmente en África, región del globo que le fascina y en el que está muy presente, y para la que ha lanzado la iniciativa Afrika Express.
La primera experiencia de Albarn con este con continente fue en 2000, viajó a varios países para apoyar a la ONG Oxfam. En Nigeria, conoció al músico Tony Allen, pionero del afrobeat con su maestro y amigo Fela Kuti, para quien fue el batería durante más de diez años en los 70’s. A su paso por Mali, en 2002, grabó el disco Mali Music, dieciséis canciones de electro etno fusión con la participación de músicos locales, como Afel Bocoum y Toumani Diabate. Diez años después, de nuevo de la mano de Oxfam, se estableció una corta temporada en Congo, donde reunión a una cincuentena de músicos congoleses. De esta unión benéfica en todos los sentidos –el producto de la venta iba destinado a la ONG-, nació el álbum Kinshasa One Two, con la ayuda de nada menos que diez productores occidentales que aceptaron el reto de trasladarse a la capital de la República Democrática de Congo.
El año pasado, Damon Albarn volvió a Mali, con el objetivo de repetir en Bamako la experiencia de Kinshasa. Se quedó una semana en una Maison des Jeunes –lugar donde los jóvenes pueden reunirse y hacer actividades lúdicas, deportivas o culturales-, en un periodo convulso para el país. Entre un golpe de estado llevado a cabo por un grupo de jóvenes militares, la lucha de los Tuaregs para conseguir su independización y el avance de los musulmanes fundamentalistas desde el norte para imponer la charia –los fieles del blog ya saben lo que opino de los Talibanes & co, fuck ’em all-, el país tuvo que llamar al Chad vecino y a Francia para intervenir militarmente e impedir que estos barbudos descerebrados se hicieran con todo el país. Hoy ha vuelto un poco de calma, aunque no está del todo resuelto.
Una vez más, Damon Albarn quiso que participasen algunos amigos suyos. Así que, con él, se instalaron en el pequeño colegio Brian Eno, Nick Zinner –guitarrista de Yeah Yeah Yeahs-, Olugbenga Adelekan –bajista de Metronomy– y Obaro Ejimiwe –cantante de Ghostpoet-. En una semana de grabación, consiguieron que se acercasen todo lo que Bamako contaba de músicos y cantantes disponibles. Compusieron a “cuatro manos” once canciones para publicar el álbum Maison des Jeunes. Damon Albarn no tiene la pretensión de reinventar la wolrd music, sólo le interesa experimentar y aprender de otros. Son once canciones de muchos estilos, sonidos para todos los oídos, desde una perspectiva inteligente, madura e imaginativa. Te dejo con cuatro temas del disco; una delicia.
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