No, no es un error, Chet Faker, así, con F. Chet Baker, su jazzman preferido, es una coartada para no tener que usar su verdadero nombre, Nicholas James Murphy, demasiado parecido al del líder de LCD Soundsystem, Nick Murphy. Chet Faker es australiano y es la nueva sensación indie. La de hoy, que esto no dura na’; seguro que mañana irrumpe otro y del amigo Chet nos olvidamos tan rápido como nos olvidamos de su predecesor. A no ser que…
A no ser que el amigo Chet haya publicado un gran disco, que bien podría ser. Lo descubrí ayer y después de unas cuantas escuchas la sensación es esa, podríamos estar ante un gran disco. Lo primero que viene en mente de Built on Glass, publicado hace un mes escaso, es que el amigo Chet es la versión canguro de James Blake, el músico inglés de electro soul –me doy cuenta con horror que éste todavía no tiene su post en el blog, ¿será posible?, con lo que has sido Fiouck-. Comparten esta misma forma de componer temas que, en una primera aproximación, suenan amanerados, música un tanto minimalista acompañada por una voz cálida algo ronca. Pero con un algo emocionante que hace que pinchas el disco una segunda vez, por si las moscas.
Y haces bien, porque no todas las moscas tienen porque ser cojoneras o tsé-tsé. Las hay con gafa pasta, converse y barba de 2 semanas, y esa es la que le ha tocado a Chet Faker. Se dio a conocer hace tres años con una versión de No Diggity, el hit de 1996 interpretado por Blackstreet y Dr Dre. A continuación, sacó un EP llamado Thinking in Textures, con el que consiguió el premio al Best New Artist en los premios de la música en Australia. Puso el listón muy alto, el muy osado. Muchos artistas noveles han empezado su carrera de la misma forma, una práctica que en muchos casos se convierte en un especie de hara-kiri silencioso, porque saber superarse en el segundo disco es cosa de pocos elegidos. Ojo, igual de nefasto es empezar con un disco malo, nadie te va a dar una segunda oportunidad, faltaba más.
Pero con Built on Glass, el australiano sigue superándose. Es un disco hermoso, sensible y variado. Algo de órgano, coros lejanos, cobres delicados, guitarra frágil, y la voz como un largo lamento para alimentar doce temas electro soul con toques góspel y jazz. El single Talk is Cheap ha sido visto cerca de dos millones de veces desde su estreno, algo no muy habitual en este genero. Igual me lo pido para mi santo. San Fiouck, 365/365.
De nuevo, hilas muy fino. Este disco es una maravilla.
Muchas gracias! Sí que es un súper disco, para mi el descubrimiento del mes…
Pingback: Fuck 2014 – Bring 2015 | Un día, un disco.