Rock. R – O – C – K. Psicodélico para más inri. Hacía mucho que no me daba un buen baño de riffs a lo Hendrix, con guitarras, bajo y batería de verdad. Instrumentos de madera y metal, con arañazos de rabia, pinturas desgastadas y mocos secos entre las cuerdas –este pequeño detalle marca la diferencia entre el rock y el resto, no lo verás nunca en el macbook de un músico indie pop, por meterme con alguien vamos-.
Thee Oh Sees. He renunciado a traducirlo. Si thee es una forma literaria en desuso para decir “te” o “ti”, una posible formula sería Te ve oh. Tebeo, ja, cuando el grupo en cuestión es más bien real y produce una música que no cabe en una viñeta. Son americanos, de San Francisco, y se han fijado como meta producir la mayor cantidad de discos de estudio en el menor tiempo posible.
Recuerdo una entrada en este blog sobre una cantante también americana, Lynda Perhacs, la antítesis de Thee Oh Sees. Publicó su primer disco en 1970 –Parallelograms– y luego esperó 44 años para sacar el segundo el año pasado, The Soul of Natural Things -magnífico por cierto-. Si dios Elvis les prestara vida, a la banda liderada por John Dwyer este mismo plazo les daría tiempo para editar entre 55 y 60 álbumes.
Ya van nueve en los últimos siete años. Sin contar los seis o siete que el músico sacó con grupos anteriores y una cantidad increíble de EP’s, recopilaciones, discos en vivo y tutti quanti. Lo primero que viene en mente, es que debe tener acumulada tal deuda que es lo único que se le ocurre para tranquilizar a sus acreedores. Pero parece ser que no van por ahí los tiros.
“Trabajamos duro, cuando estamos grabando nuevo material pensamos en dar conciertos para darlo a conocer y cuando estamos tocando pensamos en nuevas canciones para grabar. Sé que la industria fonográfica se mueve con otros ritmos, pero nosotros hacemos las cosas como nos apetece hacerlas. Lo pasamos bien”. Po menos mal, lo contrario sería preocupante…
John Dwyer tendrá genes soviéticos y regirá su producción con planes quinquenales. En estos momentos su objetivo es inundar el mercado con canciones de rock psicodélico, como si estuvieran tocando todos los días en Monterrey 67, la madre de todos los festivales sesenteros. Porque Thee Oh Sees lleva muchos años con la etiqueta de mejor banda de rock en vivo, ofreciendo un sonido directo y primario, esencia del rock.
Tensa y sucia, la música de Thee Oh Sees logra revitalizarse disco tras disco. Esta banda no calcula, se entrega cuerpo y alma, sea con los cascos puestos en un estudio o saltando en el escenario. Rock siempre, con matices psicodélicos, kraut, e incluso pop, dominan el genero como pocos. No es música de estadio, más bien de sala mediana con la barra en el fondo, que me hago mayor.
Mutilator Defeated At Last, el último disco del grupo, se acaba de publicar. Es más que recomendable.