Art Mengo – Les Parfums De Sa Vie

Y un día idiota, uno. Di un montón de pasos para adelante, sudé la gorda y soplé como un halterófilo asmático, pero últimamente mi vida profesional transcurre en una cinta mecánica que va al revés y encima más deprisa que yo, con lo que al final del día había retrocedido. Qué bien. Por el camino vi un montón de tostadas que habían caído por el lado de la mantequilla, cómo no. Y ahora toca ponerme con el post del día, imagina las ganas…

Pues como los acontecimientos no han sido favorables, me voy a dar un gusto. Tengo mucha debilidad por Art Mengo, el artista de hoy. Es francés –yaaaaa, pero de padres españoles republicanos- y no ha traspasado los pirineos –en el sentido norte sur-, con lo que dudo que le conozcas y vas a pasar de largo.

Pues te lo perderías. Porque cuando una canción es bonita, qué más da si se canta en mandarín. Bueno en mandarín no, es un mal ejemplo. Qué más da si se canta en francés pues. Y qué más da si es un tipo discreto, que rehúye de la fama y los focos. Sólo importa que cuando saca un nuevo álbum, siempre hay una nueva perla, suave y melancólica.

art mengo

Nació en 1962 en Toulouse. La sordera que padeció hasta bien entrada la adolescencia hizo de él un niño introvertido y aislado. De pequeño su madre le regaló un teclado con el que intentó familiarizarse con los sonidos, pero sólo cuando recuperó plena capacidad auditiva gracias a una intervención quirúrgica descubrió el mundo sonoro y melódico que se abría.

Empezó estudios de químicas que abandonó para dedicarse a su pasión, trabajando de obrero en Renault para financiar la adquisición de una mesa de mezcla, con la que empezó a componer canciones, siempre suaves, nunca ñoñas. En 1988, entregó una demo a un pequeño sello de su ciudad natal y fue el primero en sorprenderse del éxito del tema que le iba a revelar al pueblo francés.

Les parfums de sa vie (Je l’ai tant aimée) es de estos pequeños milagros que raras veces pasan, cuando una canción de calidad encuentra al público más amplio. Estribillo pegadizo, voz rota, letra digna, Art Mengo entró a la primera en el panorama musical francés. Veintisiete años después, sigue siendo el artista que todo el mundo adora aunque nunca se piense en él. Un tipo discreto, que prefiere componer para otros para no tener que subir a los escenarios.

Cada tres o cuatro años sin embargo, saca un nuevo álbum. Es fiel a un estilo donde los gritos y las estridencias no tienen cabida. Es todo dulzura y melancolía en la voz, la letra y las melodías. A medio camino entre jazz, bossa nova, chanson française, a veces nos regala joyas de las que Fiouck parece ser el único que se acuerda. Me chiflan especialmente La Mer n’existe pas (el mar no existe) y Parler d’Amour, un emocionante dúo con Ute Lemper.

Art Mengo, un tipo discreto y talentoso. Un tipo guay.

 

 

 

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