He encontrado una web con un top 100 discos 2014 súper bonito. Digo, muy bonito el diseño y la maquetación, porque por lo demás…. Pensé, bueno mira Tomate, ideas para el blog. Escuché cada propuesta, teniendo en cuenta que hasta hoy sólo han desvelado los nombres de los treinta peor clasificados y que once ya se han publicado aquí. Con lo cual sobre el papel quedaban diecinueve álbumes para alimentarte. Pues espero que te queden algunas latas de sardinas…

Buf, los gustos que tienen algunos. Ya sé que “de gustibus et coloribus non est disputandum”, pero esta lista es de juzgados. Del nº 100 –Sean Rowe, álbum Madman, una maravilla relatada aquí el día seis de noviembre- hasta el 85 –Thurston Moore-, nada digno ni interesante. Cosas sosas, ¡parecen The Beatles! Al final me temo que este top no me vaya a ser de mucha ayuda.

Thurston Moore. Ya lo sé, no te suena. Eres un paquete… Es el fundador, con Kim Gordon, de una de las bandas rock –nunca lo repetiré lo suficiente- más importantes de los últimos treinta años. Precursora, les enseñó el camino a todos los grupos de la ola grunge y rock garage US de principios de los 90’s.

Que no, no eres un paquete, que te quiero mucho, pero podrías prestar un poco de atención, de Sonic Youth ya hablé en febrero. Además uno de los pocos posts de los que no me avergüenzo cuando los releo. En 2013 la mítica pareja, espinal dorsal del mítico grupo, se separaba, dejando casi huérfanos a todos sus retoños. Kim, la bajista muy enervada, sacó a los pocos meses un álbum del que hablaré aquí más adelante, Body/Head. Pero Thurston Moore se lo tomó con más calma.

Se fue a vivir a Londres, con nueva pareja, y se estableció en un barrio que parece un guión de película romanticona con Hugh Grant. Allí se puso en busca de nuevos músicos, con la ayuda de un amigo de juventud, Richard Boon, productor del primer single de Buzzcocks, y a escribir nuevos temas.

The Best Day se publicó en UK en octubre. Por una parte, el sonido de siempre, en el mejor sentido de la expresión. Por otra, una nueva filosofía de hacer las cosas, tal como explica el guitarrista. Sonic Youth era una banda comunitarista y democrática, donde se compartía todo, responsabilidades, decisiones y royalties. Ahora, reconoce que sus músicos tocan mejor que él, pero manda él, decide él, cobra él. Dice que con 56 años no se ve rehaciendo lo mismo, que a su edad necesita que su grupo tenga un leader, que ya no quiere perder más tiempo en palabrería porque añade que cuanto más envejece, más rápido pasa el tiempo.

Eso sí, se nota que las ganas siguen intactas. El sonido es brillante, energizante, vital. Tengo que escucharlo más veces, y esto es buena señal.