Popol Vuh – Aguirre

Esta mañana estuve dando un enésimo repaso a mi “colección” de vinilos, en busca de una buena idea para la entrada de hoy. Good Fiouck, que acumuló antiguallas a lo largo de los años pensando en que un día le sacarían de apuros. Quiero decir, en los 80’s, ya sabía que un día tendría un blog en internet, fíjate qué espabilado. Y eso que de “colección” le queda poco. Después de tantas mudanzas, ladrones de poca monta y amigos impresentables que no devuelven lo prestado, podrían caber en una caja de zapatos. Vale que zapatos grandes, pero aún así, duele.

Total y a lo que iba, hay un disco que por muy lejos que recuerde, siempre ha estado en este acervo cultural doméstico –jo, qué bien hablo, me alucino-. Primero en casa de mis padres cuando yo era un tomate pequeñito, y ahora en la mía, que soy todo un tomatón fuerte y brillante. Ajem… sigo… Ni sé quien lo compró, probablemente mi hermana mayor que coqueteó toda una temporada con una compañía teatral asociativa, muy propia de mediados de los 70’s. Tampoco sé quien lo escuchó, desde luego yo no. Nunca ha sonado y de hecho para tener cerca de cuarenta años, está como nuevo. Así que hasta hace menos de una hora, tenía un disco de vinilo que llevaba media vida arrastrando conmigo, y que nunca había escuchado.

¿De quién hablo? De una banda llamada Popol Vuh y su disco Aguirre. ¿Conclusión? Musicalmente, no me he perdido nada, no te voy a engañar.

Popol Vuh Aguirre

Popol Vuh es un grupo alemán. A su manera extremadamente vanguardista. Dándole a un montón de géneros y estilos para los que en su día ni existía palabras. Rock progresivo, krautrock, world music, música étnica, ambient, chill out. Más o menos al mismo tiempo que Can, un año antes que Kraftwerk y dos antes que Neu!, las tres bandas germánicas más emblemáticas de la época. Pero de Popol Vuh nadie habla o casi. Una posible explicación es que su música fuera bastante coñazo.

Sin embargo la banda tenía un fan acérrimo. No uno cualquiera, hablamos de Werner Herzog, el cineasta germano más atormentado de los que se conocieron en un movimiento llamado Nuevo Cine Alemán. El pendiente teutón de la Nueva Ola de Truffaut, Godard, Rohmer y Rivette. Popol Vuh gustó tanto a Herzog que se convirtió en su proveedor oficial.

El grupo fue fruto del empeño de Florian Fricke en hacer música que prácticamente no se pareciera a nada. Estudió piano clásico toda su adolescencia pero con dieciocho años decidió orientarse hacia nuevos sonidos, primero con el free jazz –uch- y luego con la música electrónica. Fue de los primeros músicos en poseer un sintetizador Moog, con el que empezó a crear ambientes musicales para acompañar los cigarros LP y las marchas anti nuclear de los verdes alemanes.

En 1967 conoció a Werner Herzog y ambos congenieron a la primera. A partir de ahí y durante cerca de veinte años, compuso las bandas sonoras de las principales películas del cineasta. Desde Aguirre, la Ira de Dios en 1972 hasta Cobra Verde en 1987, pasando por Nosferatu y Fitzcarraldo. No opinaré sobre el cine de este señor, creo que no he logrado nunca verlas hasta el final. Tampoco voy a opinar mucho sobre el disco de Popol Vuh, pero qué contento estoy de haberme quitado esta chinita del zapato.

 

 

 

7 comentarios en “Popol Vuh – Aguirre

  1. !!vaya tela, vaya tela ,vaya tela¡¡ es un paso atras en la maquina del tiempo musical que me ha llevado a los dias cuando escuchaba a Frip-Eno,Jon Hassell ,Harold Budd, Holger Czukai y mas…

  2. Hola, solo para complementar tu reseña sobre los míticos Popol Vuh: el moog synthesizer que utiliza el pacífico Florian Fricke fue un préstamo de Chris Franke (otro genio de Tangerine Dream, grupo por donde paso Fricke en su 1era. etapa) que a su vez fue un regalo de los Rolling Stones al alemán Franke, post Their Satanic Majesties Request (los ingleses, luego de ese estupendo disco no sabían que hacer con el aparatito ese), cuenta la leyenda je! saludo

    • Gracias por la info, qué cosas pasan en el maravilloso mundo de la música, cuánta generosidad:-)
      Curiosamente el post ha sido leído bastante, intuyo que había mucha más gente que tenía el vinilo sin haberlo escuchado nunca…

  3. Pingback: Kraftwerk – Radioactivity | Un día, un disco.

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