He leído por ahí que Lost cumplió esta semana diez años en España. Nunca lo hubiera dicho, recuerdo el primer episodio como si fuera ayer. Lo vi un poco intrigado por la campaña de teasing de la que se había beneficiado la serie. Al finalizar los primeros 45 minutos, tuve esa rara sensación de estar presenciando algo nuevo e irrepetible. Con la certeza de haberme convertido al minuto en yonki perdido –nunca mejor dicho, ja, Fiouck you are the milk-.
Temporada tras temporada, año tras año, fiel como no pensaba que fuera posible serlo, encadené decenas de episodios. Perderse uno era un drama, y más de una vez condicionó mi vida social. Al final de cada temporada compraba el pack de DVDs, para verla entera antes de que arrancara una nueva tanda y rememorar todo tipo de detalles. Cada episodio era como un shoot de adrenalina pura, nunca fallaba la ecuación “por cada intriga resuelta, tres nuevas”. Aquello no parecía tener fin, pero el milagro siempre ocurría, nunca se perdía el hilo de la historia ni se volvía incoherente. Una cumbre en el entertainment televisivo, sin duda.
Pero, por un motivo que nunca me explicaré del todo, no vi nunca la última temporada en TV. Y a pesar de haber comprado el pack de DVDs correspondiente, tan sólo vi los primeros episodios y… no terminé. No sé cómo acaba esta historia, ni cuál es la explicación final. Lo peor es que no me impide dormir, cuando durante años, conciliar el sueño después de cada episodio pensando en los siete días que faltaban para el siguiente, era ciencia ficción. Además, diría que coincide con el momento en el que deje de ver la tele. ¿Será otro efecto colateral de la isla? Oiga Sigmund, ¿Estoy perdido?
Desde entonces, han pasado cuatros años. Los actores de los principales personajes han tenido que reaprender a vivir normalmente y a ganarse la vida. Con fortunas diversas, tendiendo a malas. Ninguno se ha convertido en estrella definitiva. Curiosamente el que mejor lo está llevando es quien no pronunció una palabra de inglés en todos estos años, Daniel Dae Kim -Jin-Soo Kwon en Lost-, gracias a su papel protagonista en otra serie, Hawaii Five-0. Y la que peor es quien hacía de esposa del coreano, Yunjin Kim –Sun-Hwa Kwon-; ha tenido que esperar estos cuatro años para que por fin alguien se acordara de ella y la llamara para un papel segundario en Mistresses. Los dos guapetones no han triunfado, en contra de todo pronostico. Matthew Fox se tiene que conformar con papeles de malo musculoso en el cine, y Josh Holloway –venga chicas, suspirad- terminó pillando el papel principal en una nueva serie, Intelligence, que por desgracia sólo aguantó 13 episodios en pantalla. Y así hasta el gordinflón de Robert Smith, Jorge Garcia, que encadena las apariciones como Guest-Star en series de todo tipo.
Y luego queda la música. Por una parte una cuidada selección de canciones de toda la vida, que se escuchan en flash back o en el lector de CD de Hurley. Glenn Miller, con Moonlight Serenade, Petula Clark y su Downtown, Scentless Apprentice de Nirvana, Gouge Away de Pixies, Wonderwall de Oasis –fallo garrafal- y muchas más. Y luego la banda sonora original, realizada por Michael Giacchino, compositor americano nacido en 1967. Se dio a conocer durante los años 90 componiendo la música de video juegos, y a partir de los 2000, trabajando casi exclusivamente para J. J. Abrams, el nuevo Rey Midas de la industria de las series TV, en el que acaba de recaer el honor de dirigir el próximo episodio de Star Wars. Este sí que no me lo pierdo. Esta es una adicción que remonta a más de 35 años, imposible quitársela de encima. Ni vale luchar, no soy un Jedi.
Oh, perdidos! Cómo pude vaticinar en el episodio 1 donde estaban y lo que estaban pasando y ser tan ciega en la vida real! Efectos colaterales del asperger. La primera serie que me enganchó así fue X files. La verdad está ahí fuera. Donde reconocía en mi marido a Fox Mulder (el viejo zorro que siguiendo su instinto siempre daba con la verdad). Lamentable yo era Scally, no por la incredulidad per sé, más bien porque cuando la verdad se «manifestaba» ella nunca la veía. Bien por estar en otro lado, o no llegar a tiempo, o estar inconsciente… y ante el «si no lo veo no lo creo» aferrarse con todas sus fuerzas a la racionalización.
Otra serie que me cautivó aunque no pillé el final fué Millenium. El protagonista miraba el reloj y eran las 2:22 o las 3:33, nunca supe el significado que tenía en la serie. Si alguien lo sabe, por favor: decírmelo!
Últimamente también tengo la tv abandonada.
La última serie que me atrapó fué The boardwalk empire. Tenía que ver todos los capítulos disponibles uno tras otro, aunque pasara la noche sin dormir…impresionante! Y no recuerdo su banda sonora….?!
La de Millenium, hace muchos años de ello y lo de su reloj, ni idea. El protagonista tenía una cara muy especial, es casi lo único que recuerdo. Lamento no poder ayudarte.