Shamir Bailey tiene diecinueve años, lleva encima el peso de ser considerado como un futuro grande del r’n’b rama electro soul groovy –qué rayos será esto- y vive en casa de su madre. Signo de los tiempos. Cada vez menos rock’n’roll, los tiempos. Más de ver series tv despatarrado en el sofá del salón de mama –como me lo manches con ketchu’ te vas a enterar-, y luego meterse en el cuarto a componer canciones en el Mac. Menos mal que anoche fui a ver el concierto de The Delta Saints en la sala Sol, así me siento menos viejo.

Así que Shamir tiene diecinueve años. Hay un dicho en francés, o un refrán no sé, que dice “La valeur n’attend point le nombre des années”. Está sacado de la obra de teatro Le Cid, de Corneille, y en su versión en español fue traducido por “en los bien nacidos el valor no aguarda los años”. Pues eso, que no por ser joven tiene que ser un paquete. Para que veas, con un solo EP, ya ha tenido derecho a dos artículos en Pitchfork y un post en Undia-Undisco. Ja, y qué pasa, por qué no va a ser un referente, ¿eh?

Son muchas las comparaciones que le persiguen, cuando él –lo propio de los postadolescentes a los que los focos iluminan por primera vez- dice que no le interesan estas etiquetas. Shamir, nos importa un pepino que no te interesen a ti, nos interesan a nosotros, para situarte. Salen mil discos al día –o diez mil, yo qué sé-, necesitamos referencias rápidas para saber si te vamos a escuchar o no. Yo te escucho porque me han hablado la mar de bien de tu música, hablando de Prince, de Nina Simone, de ESG –el bajo y la voz, parecen las hermanas Scroggins, wow-.

Tiene un aspecto andrógino y una voz claramente de mujer. Por mi que no está destetado. Ya sé que no hay ningún motivo aparente para meterme con él, me encanta la música que hace pero no me sale el post y me pongo nervioso porque tengo an egg de cosas que hacer. Empezó a tocar de verdad con dieciséis años, dice que en una banda punk que montó con una amiga. Sonaba como The White Stripes, dice el chaval. Una declaración que me chirría, qué quieres que te diga. A ver si la palabra punk se va a convertir en el saco de todo lo que uno no sabe en qué genero clasificar.

Luego empezó a investigar otros sonidos, y bien es cierto que tiene un talento nato para mezclar soul, funk, groove, pop y r’n’b, con sabor a los ochenta y un estilo creativo inusual para su corta edad. Firmó antes de cumplir los diecinueve con God Mode Music, el sello neoyorquino de moda, y antes de este verano sacaba su primer EP, llamado Northtown, como su pueblo –mamaaaa el ketchu’ en el sofá no he sido yoooo-. El single If It Wasn’t True ha sido nombrado Best New Track por Pitchfork y a su primer concierto en NYC acudió todo lo que el gremio tiene de olfatadores o esnifadores de talento –y otras cosas-. Se dice que está trabajando en su primer álbum y que tiene intención de incluir un par de canciones “punk”. Shamir, llámame, tenemos que hablar de esta palabra.