Va a ser un gran domingo, indudablemente. Gris, feo, frio, lluvia. Encima con una hora menos de noche. Y por colmo, he perdido otra hora más volviéndome loco con el 2048. Anda que no tengo curro atrasado como para hacer el payaso intentando llegar a conseguir un 2048 en pantalla.  Se me ocurre un montón de castigos vengadores para el sádico que me recomendó este juego para smartphone. ¿Adictivo este juego? Peor, cronófago. Calculan que ya se han perdido más de 500 años en partidas. Es de enfermo mental, va a arruinar la productividad de un país que no se merecía esto. Sin embargo lo reconozco, quiero mi 2048, pero me queda, me queda mucho, de momento me quedo en 512, cual Calimero aritmético cojo.

Pero no te olvido. Sé que el domingo vienes a por tu ración de decibelios y tempo loco, la canción “zumito y a misa”. Que te dará fuerza y energía, good Fiouck. Hoy toca una que me hicieron llegar hace poco; no la conocía, aunque al cantante sí. El tema se llama Life On Deck, es de 1980. Salió en el primer disco en solitario de Colin Newman, A-Z, después de separarse la banda que había montado cuatro años antes, Wire.

Wire. Según qué enciclopedia de la música popular mires, tiene o no su sitio. Lo normal es que no tenga. Empezó su andadura en 1976 con el tsunami punk, prosiguió como uno de los primeros grupos en acunar el termino post-punk, se estrelló al rato en 1980, se volvió a formar en 1986, cuatro años más tarde volvieron a bajar el telón, bueno, cansinos ellos oye. Antes de la primera ruptura, grabaron tres discos, únicos abanderados de un estilo punk atmosférico –se les llegó a llamar los Pink Floyd de los inicios-. Un estilo del que lustros más tarde se reclamarán bandas como Franz Ferdinand o Bloc Party.

Pero en 1980 la banda se separa y el líder y cantante, Colin Newman, decide seguir componiendo y publicando discos en solitario. El primero de ellos se tituló A-Z,  contenía algunas canciones muy lentas y lúgubres, como Alone -que formó parte de la BSO de El Silencio de los Corderos-. Otras seguían una línea pop punk seca y nerviosa, como Life on Desk. Genial. Idónea para un domingo de finales de marzo, feo, feo, feísimo.

Hala, sube el volumen –no me engañes, súbelo de veras-, luego zumito y a misa.