Marsella, mi gran asignatura turística pendiente en el país vecino. Mar, sol, cultura, historia, algo así como la Barcelona francesa. Ah La belle Marseille. Con su puerto milenario, destino final para cientos de miles de franceses repatriados desde una recién independizada Argelia en 1962, seguidos de cerca por otros cientos de miles de argelinos, huyendo de una renovada miseria. Su casco antiguo y sus lindas callejuelas donde perderse  –y posiblemente la cartera también-, sus hermosas calas donde leer la magnífica trilogía de serie negra que el mítico escritor Jean Claude Izzo le dedicó a su ciudad en los 90’s. Su equipo de fútbol de quejicas –antes he comprobado que el blog no tenía ningún lector habitual de allí, que no andan muy fino con el tema, a su lado los Ultra Sur parecen bailarinas con tutu-. Y sus preciosas plazas, con innumerables terrazas donde comer la famosa Bouillabaisse –o bullabesa, sopa de pescados-, escuchando a La Grande Sophie y su guitarra rebelde.

Delante de las terrazas, frente a marselleses rehaciendo y vociferando el partido de la noche anterior, ese fue el escenario miles de veces pisado por La Grande Sophie, hija emérita de la ciudad foceana, cantante pop rockera tardia –es casi de mi quinta, buuuu-, una de tantas cantantes de la nueva escena de la chanson française, compañera de ruta de Zazie, Zaz, Olivia Ruiz, Emilie Loizeau, Camille o Coralie Clément. Se hizo con una guitarra a los nueve años y desde entonces nunca la ha soltado. Con trece años ya tenía su propio grupo, Entrée Interdite, con su hermano y un vecino. Luego pasó años deambulando por las pequeñas plazas de Marsella, interpretando temas de sus grupos preferidos –Pretenders entre otros-, y sus propias composiciones. Con su casi metro ochenta, rápidamente heredó de un mote, La Grande Sophie.

A principios de los 90’s, sube a Paris, donde se incorpora a la escena asociativa. Se produce en garitos y salas pequeñas, tocando un pop rock sofisticado. En 1996 le ofrecen la oportunidad de cantar en dos de los macro festivales más importantes de Francia, el Printemps de Bourges –la Primavera de Bourges- y las Francofolies de La Rochelle, festival 100% francófono. A partir de ahí empieza a despegar una carrera, que, aunque con altibajos, le confiere cierto aura de respeto. Ella impone, más allá de su estatura. Seis álbumes y muchos premios para una artista sincera, emocionante, melancólica a la vez que rebelde.

Me ha costado encontrar el audio de la canción que quiero que escuches de ella. Como no tengo el álbum en cuestión, he ido a mi fuente habitual para estos casos, pero sólo me daba versiones Live. Y no puede ser, las he escuchado todas y ninguna respeta la versión del disco en cuanto a la parte que a mi me chifla. Soy consciente de que es muy reductor ofrecer sólo una canción, pero supongo que todos tenemos algunas melodías que nos cautivan por una extraña razón, inexplicable. Ma Radio es una de ellas. A partir del minuto tres. No te digo más, porque es así, me chifla, pero no te sé decir por qué. Buf…

Escucha Ma Radio, hermosa canción de La Grande Sophie