ZAZ lo tenía todo -y lo sigue teniendo, entendámonos-. Todo el talento del mundo, una voz muy especial, una energía sin límite, una fe inquebrantable, amigos y padrinos que desde el principio creyeron en ella y movieron montañas para allanarle el camino. A pesar de todo, Zaz tardó casi 15 años en llegar donde está, incomprensiblemente, sobre todo si comparamos con la mediocridad que nos invade a diario. Y claro, si no la conoces, dices: “oooooh, y dónde está ahora esta pobre muchacha?”. Oooooh, está en una nube celebrando el millón de copias vendidas de su primer álbum, Je Veux.

Pero qué largo ha sido el camino. Hasta tuvo que viajar a Vladivostok para poder seguir adelante con su arte. Allí, en 2008, Zaz dio trece conciertos en quince días, en una ciudad helada la mayor parte del tiempo, a 13.203 kms del bar de abajo –según google maps, 151 horas en coche, aunque si vas caminando te ahorras 394 kms, pero tardas  2.442 horas más, es bueno saberlo, gracias Fiouck-.  A lo que iba, Zaz lo intentó todo: jazz, blues, pop, rock, latino, rap. Cantó en cientos de bares pequeños, salas cutres, ciudades olvidadas, concursos horteras, pero nunca perdió la fe.

Hasta que por fin, en junio 2009, encontró La Fée. Tropezó con el hada buena –Raphael, cantante pelín intelectual, diva franchute dandy guapetón-, que le compuso tres canciones, Port Coton, La Fée, y Eblouie Par La Nuit. Tres canciones, que junto con Je Veux, escrita años atrás por ella misma, le permitieron por fin arrasar en los medios del país vecino y el corazón de miles de franceses. Hoy está en la cumbre, Francia se rinde a su voz ronca y rota, que recuerda a Edith Piaf. Oye, yo también me rindo. Ya os veo venir, que sí, se puede perfectamente escuchar The Sex Pistols y Zaz.

Escucha su disco Je Veux para averiguar cómo, o ve este vídeo de La Fée, de verdad, una golosina, que no engorda. Al revés, te pondrás ligero, muy.

Escucha entero Je veux, de Zaz.