坂本 龍 (Ryuichi Sakamoto, en japonés).
Si Art Of Noise estaba con el Fairlight CMI, Ryuichi Sakamoto y sus comparsas de Yellow Magic Orchestra le daban como niños al Vocoder, otro artilugio electrónico de finales de los 70’s, buscando sonidos nuevos, texturas musicales, entornos sonoros. Hijos espirituales de Kraftwerk, los japonés de YMO se dieron a conocer primero con la canción Computer Games, tema insufrible que llegó incluso a entrar en los charts británicos –no es oro todo lo que reluce!-. Luego mejoraron un poco la cosa con Behind The Mask y otras canciones menos conceptualistas. Eso, un poco. La aventura YMO le dio a Ryuichi una oportunidad para entrever de qué era capaz, hacia dónde se tenía que ir, y hasta dónde se podía llegar. Sacó pecho Sakamoto –puah, que malo Fiouck- e inició su propia carrera en solitario en paralelo a la banda.
En 1978 saca un primer álbum, Thousand Knives of Ryūichi Sakamoto, un mix de música electrónica y música tradicional japonesa –esta última un auténtico coñazo, pero que cada cual opine-. Dos años más tarde, con su segundo trabajo, B-2 Unit, empieza a salir de sus fronteras, en especial el tema Riot In Lagos, que inspira incluso al gran maestro del beat de la época, Afrika Bambaataa. La importancia de esta canción no ha parado de crecer a lo largo de las décadas, hasta tal punto que The Guardian la incluyó en 2011 en su lista de los cincuenta hitos de la música dance. En 1982, empieza una colaboración -que se agradece- con David Silvian, cantante del grupo Japan. En 1983, año de la separación de Yellow Magic Orchestra, Ryuichi se internacionaliza definitivamente, incrementando el ritmo de colaboraciones con grandes nombres de la música popular, Iggy Pop y David Byrne entre otros.
1983 es también el año de Furyo, largo metraje de Nagisa Oshima más conocido aquí como Bienvenido Merry Christmas Mr Lawrence. Esta soberbia película significó para Ruichi Sakamoto un doble reto: su primera banda sonora original y su primer papel como actor. La verdad es que se sale el amigo, tanto la música como su actuación son dignas de los elogios más ditirámbicos. La historia se centra durante la segunda guerra mundial, en un campo de prisioneros occidentales vigilado por soldados japoneses –Furyo era el nombre que estos últimos daban a sus presos-, y especialmente en cuatro personajes: el coronel yankee (David Bowie), el oficial británico (Tom Conti), el jefe del campamento (Ryuichi Sakamoto) y su fiel sargento (Takeshi Kitano). Durante toda la película Ryuichi se hace el duro sádico con el rubito, para finalmente resignarse a admitir su profunda atracción física y sentimental por el americano, inmenso deshonor para un alto mando del ejército japonés. La actuación de Ryuichi Sakamoto es fabulosa, hasta la de David Bowie se queda muy digna –eso sí es guapo el cabrón, cuando se estrenó a mis amigas les quitaba el habla-. Y la BSO, para ser la primera que componía, es una obra maestra que le permite llevarse el premio BAFTA a la mejor música para cine, mientras la película es seleccionada para competir en Cannes 1983. La canción Forbidden Colours, escrita por él e interpretada por David Sylvian es una de estas joyas de los 80’s.
Con los años Ruychi Sakamoto siguió abordando todas las facetas de las artes audiovisuales. Firmó la BSO de varias películas de Bernardo Bertolucci –El Último emperador, El Pequeño Buda-, de pedro Almadovar –Tacones Lejanos-, Oliver Stone –Wild Palms- o Brian de Palma –Ojos de Serpientes-, publicó más discos, se adentró en la composición más clásica –su gran maestro es Claude Debussy-, y recibió numerosos premios por todo ello. En 1989, sacó lo que para mi queda como su mejor trabajo, el álbum Beauty, en la que sobresalen algunas perlas, como Amore –wow-, Diabaram –interpretada por Youssou N’Dour, re-wow-. Son temas de una gran intensidad emocional, hermosos, melancólicos, muy trabajados. Thank You Mr. Sakamoto.
Escucha algunas joyas de Ryuichi Sakamoto.
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