A principios de los 80’s, como los franceses vamos de Calimero por la vida, recuerdo que uno de los debates preferidos de la sobremesa era sobre Japón. Que si nos iban a comer, que si eran los reyes de la industria y la electrónica, que si ellos eran trabajadores natos, que si todo lo que se inventaba hoy venía de ahí, que si iban a invadir nuestras viejas sociedades ahítas. Yo siempre defendía la idea de que no iba a durar, que son ciclos, y que para que una nación te “invada” de verdad, tiene que ir acompañado de algo menos tangible que un walkman o un reloj con led, de algo hecho para quedarse, fuera de las modas y los ciclos de producción, hablaba de cultura. Ahí les pillaba a todos preguntándoles que me diesen el nombre de un escritor, un cineasta, un músico y un pintor japonés. Nadie lo conseguía. Treinta años después, Japón, aunque siga siendo una gran potencia económica no nos engañemos, ya no está de moda ni para producir ni para inventar y encima no nos hemos quedado con casi nada de su cultura, quitando los sushis. Antes de escribir este post, he hecho el ejercicio de listar todos los nombres que me venían en mente, esta es: Mishima, Ozu, Oé, Kurosawa, el Nô y el Haïku. Una miseria, no? Y en música, Ryūichi Sakamoto y Pizzicato Five. Po vaya. Del primero ya hablé. Vayamos a por los segundos.
Y hay poco que decir. Una cosita linda que lo de Pizzicato Five. Esta banda risueña estuvo en activo quince años, cubriendo sobre todo toda la década de los 90’s. La música que tocaban se inspiraba en un estilo muy japonés, el Shibuya-Kei, aparecido en el distrito de Shibuya en Tokyo, más conocido por sus tiendas de moda y su vida nocturna. Era un mix de jazz, pop y synthpop, inspirado en la música yé-yé francesa, la bossa nova brasileña y el pop baroco de Brian Wilson. Nada que decir sobre estas bonitas referencias. Tres eran las bandas que destacaban: Flipper’s Guitar, Original Love y Pizzicato Five. A Europa sólo nos llegó este último –que yo sepa-, también llamado P5, gracias a un pequeño hit llamado Twiggy Twiggy: sonido pop 60’s alegre, que parece sacado de la película Austin Powers. Antes de esto poca cosa que contar, después tampoco. Un grupo simpático que hacía una bonita música dentro de un lindo movimiento. Qué cosita.
[Te dejo con Twiggy Twiggy y con otra muy representativa, Baby Love Child, un pop suave y agradable, bien hecho.]
No nos habrán invadido pero «music is organize by sound» suena en todas mis fiestas. Hola de nuevo Fiouck.
Pues invítame a tus fiestas… hay Plymouth? 🙂