A star is born, indudablemente mi corazonada 2013. Estoy convencido de que no se trata sólo de un flechazo, Laura Mvula está aquí para durar, su talento es asombroso y su música emociona como raras veces. Lo intuyo, porque me provoca los mismos sentimientos que cuando descubrí en su día a Amy Winehouse.
Laura Mvula es inglesa, cómo no. Por qué una nación que come y viste tan mal, tiene tanta facilidad y riqueza para la música? Esto es como la hipótesis de Riemann, se tardarán siglos en dar con una explicación satisfactoria.
Veintiséis años, nacida en Birmingham de padres procedentes del caribe inglés, desde muy joven mostró una predisposición para la música, instrumentos como el piano y violón, estilos como el góspel, el jazz, el R&B, ambientes como los coros de su comunidad. Su tía había fundado la formación Black Voices, muy respetado en la ciudad, a la que se unió poco a poco y muy naturalmente, y donde su don empezó a deslumbrar. Estudió –y es diplomada- en el conservatorio, donde recibió una formación clásica fundamental a la hora de componer sus canciones, y conoció a quien es hoy su marido, Themba Mvula, baritono de origen zambio, con él que se produjo durante varias temporadas en distintos coros amateurs. Después de una primera experiencia con un grupo de jazz y nu soul llamado Judyshouse, aprovechó el tiempo que le dejaba un trabajo de recepcionista para escribir canciones.
En 2012 publica un primer EP que incluye la maravillosa She. Desde entonces se ha escrito mucho sobre ella, logrando lo que pocos: una total unanimidad en las críticas y comentarios a la hora de dar la bienvenida a esta nueva estrella. Un periodista de The Guardian hasta acunó un nuevo estilo para ella, la gospeldelia -qué rayos querría decir este señor?-. Laura Mvula tiene una receta, se conocen los ingredientes, pero no las proporciones. Una base grande de talento y originalidad, un toque místico y religioso, una pizca de felicidad, y luego mucha alegría, corazón y alma. Lo que la hace única, es su capacidad, gracias a su formación clásica, a componer con instrumentos casi olvidados –arpa, glockenspiel, theremín, campanillas-, y realizar arreglos muy sofisticados, mezclando con una facilidad pasmosa suaves coros soul con cierta exaltación sinfónica. Un concentrado de todas las emociones. En su primer álbum, Sing to the moon, publicado hace dos meses, consigue ofrecer doce canciones que no se parecen mucho entre si, aunque suenen todas unidas por un fino hilo de soul góspel revitalizante, con una variedad de sonidos, tonos y ritmos digna de las más grandes.
Laura Mvula, artista absolutamente vital, revelación 2013, heredera de la mejor Nina Simone, entra directamente en mi top 50.
Escucha algunos temas de Laura Mvula.
Cómo te gusta hacer analogías…en cualquier caso, inmenso talento el de Laura Mvula.
Lo dices por lo de Nina Simone?
Sip. En general, suelo leer con frecuencia en tus post comparaciones del cantante o artista que propones. Curioso, sólo eso 🙂
Así mis millones de lectores diarios se orientan más fácilmente:-)
Además yo siempre he sido a favor del «te gustará si te gusta», o de las analogías ligadas al talento, la historia y el estilo.
Pingback: The Church – Under The Milky Way | Un día, un disco.
Pingback: Post número 500 – Falta Poco | Un día, un disco.
Pingback: Denai Moore – I Swore | Un día, un disco.