[Dale al play, si una vez en tu vida me tienes que hacer caso, es hoy.]
Ayer me recomendaron la canción que estás escuchando –como no le hayas dado al reproductor, no te hablo más… hala, fuera, vete-. Es poco decir que me tiene fascinado. The mother who gave birth, como diría Franklin James Fisher. Me está entrando la duda: y si de verdad acabo dentro de 27 días, ¿dejaré de descubrir a gente como Algiers? Ay.
A los pocos segundos te vienen a la mente imágenes de campos de algodón bajo un sol redentor, una iglesia de paredes impolutas y un pequeño cementerio con cruces blancas, a la sombra de un árbol del que cuelga una soga desgastada de tanto servir. Dentro de la iglesia, una congregación de esclavos, hombres, mujeres y niños. No hay sonrisa, la mirada es dura, la cara crispada. Tienen los puños cerrados y el corazón seco. Cantan Blood, de Algiers.
¿Terminarán de explotar los US, por el odio racial? Decirlo así es como poner a ambos lados a la misma altura en la responsabilidad de una situación que debería dejar a este país marginado, casi fuera de la ONU. Creo humildemente que no es exactamente así, el odio de los negros no deja de ser una reacción al odio natural de los blancos. Blood, de Algiers, no cuenta otra historia.
Algiers es el canto, la letra y la guitarra de Franklin James Fisher, el bajo de Ryan Mahan y la guitarra de Lee Tesche. No salen de los barrios desfavorecidos de alguna urbe americana exhausta, no, se conocieron en una universidad de Atlanta, donde cursaban estudios superiores de filosofía y letras. El nombre de la banda viene de la película La Batalla de Argel, de Gillo Pontecorvo, uno de los cineastas italianos más combativo, famoso por su ideario comunista y anti fascista. Su película relataba minuciosamente los abusos de la policía francesa en una todavía Argelia colonial. Consiguió el León de Oro en Venecia en 1966, pero en Francia no salió hasta muchos años después.
Pero como reconoce Franklin, Atlanta no es país para negros, así que se marcharon a Europa. Prosiguieron los tres sus estudios en distintas universidades del continente. El cantante entregó una tesis de fin de curso basada en El Mejor de los Mundos, de Aldous Huxley, y Las Partículas Elementales, de Michel Houellebecq. Coco tienen, de sobra, por eso su música es tan particular, tan reivindicativa.
Una música al servicio de su discurso. Defienden la idea –la misma que la mía, me han copiado- que a los músicos les ha tocado rebelarse y denunciar los crímenes de un mundo que se vuelve loco. Y que corre a su fin –esto lo digo yo, no le veo mucho futuro a la cosa-. Pero el góspel de Blood se queda corto como llamamiento a las masas, así que para el reto del disco lo han fusionado con sonidos post punk y rap, con una energía bruta casi de desesperación y urgencia.
Algiers es el último retoño de un proceso musical donde los géneros se mezclan, pierden su identidad y crean una nueva. Es fascinante la capacidad de algunos a reinventar la música. Siempre debería ser así, pero pocos tienen las ideas tan claras como estos tres. Asombroso.
Llevo un mes escuchándolos sin cesar
Yo sólo dos días, pero qué descubrimiento… La verdad es que estoy muy contento conmigo mismo 🙂 llevo un par de semanas dando con auténticas maravillas.
… por un momento pensaba que te referías de «Algiers», el álbum de la banda Calexico, con lo poco que te va a ti el indie…
no conozco este disco. Calexico es una asignatura pendiente del Tomate cretino, una más… tú crees que debería pasar a undía-tresdiscos para lo que queda?
Podríamos negociar tresdias-undisco para lo que viene después?
Unasemana-undisco?
Porfi
haz una colecta entre los lectores, luego hablamos :-)))