Vaaaaaale. Pongo a Selah Sue en el blog. Con pocas ganas, medio forzado por una actualidad musical más propia del Desierto de los Tártaros. Estamos de lleno en el periodo de vacas flacas. Parece que las discográficas tienen un convenio distinto, con derecho a ocho semanas de vacaciones. En realidad, que Elvis me pille confesado, están de vacaciones todo el año, malditos vagos agarrados a su silla y sus contratos leoninos.
No me convence Selah Sue. Con sus aires de muñeca de porcelana con el pelo recogido en un moño estilo Amy, no parece estar en su sitio. Lo suyo es un hogar acogedor con tres críos, según dice. No tengo problema con este planteamiento de vida, es sólo que en este caso, ¿por qué cantar y sacar discos? Este “oficio” tiene sus obligaciones, entre otras la de no parecer estar cumpliendo con el oficio. Y esto es lo que hace Selah Sue, cumple.
Saca discos –ya van dos-, se presta al juego de las entrevistas promocionales –en las que invariablemente repite que se ve fea- y de vez en cuando sale de gira, marcando ella las pautas: no más de tres días seguidos, no hablar durante el día de descanso, no beber, no fumar. Y a repetir el bucle virtuoso, hasta llegar a medio millón de discos vendidos.
Ja. Parece que me ensaño con ella. Seamos justos, mejor escuchar a Selah Sue que mucha de la chusma que se publica a diario –incluso en estos días-. No es desagradable ni mucho menos, digamos para situarnos que canta como Adele o Duffy, aunque se ve que le gustaría aparentar como una especie de Amy Winehouse austera.
Pues anda que no te queda camino, Selah. La Soul Music es otra cosa, creo que es el género más exigente en materia de abnegación y entrega cuerpo y alma. Se ha de nutrir con todo tipo de excesos, sino se queda en nada o como mucho en canciones “bonitas”. Además han logrado sacarme de quicio de verdad, al comparar su voz con la de Janis Joplin. Esto sí que es de coña. ¿Se han molestado estos periodistas de tres al cuarto en escuchar/ver a Janis Joplin en sus actuaciones en Monterey 67 o Woodstock 69? No pienso llamar a Tele Búlgaro, iré yo a repartir unos cuantos merecidos soplamocos.
Así que ahí está Selah Sue, con sus 26 años y su pelo imposible. Empezó a tocar con quince, en plena crisis adolescente con malestar generalizado como único compañero de viaje. Los psicólogos recomendaron que plasmara en canciones sus estados de animo, como revulsivo saludable. Cosa que hizo durante varios años, hasta que un día le vio en una actuación Milow –otro cantante belga, en más insípido-, quien le propuso tomárselo más en serio, como telonera de sus conciertos por ejemplo.
Luego se interesó Prince por ella –con lo que ha sido el gnomo morado- y organizó la ceremonia de investidura en un concierto que dio en Bélgica en 2010. El año siguiente, su primer álbum –homónimo cómo no- triunfó en buena parte de Europa, con 700.000 copias vendidas. Cumplió con el oficio a la perfección, hasta se la vio al lado de la reina de su país, Matilda, como madrina de una asociación que lucha contra los trastornos mentales. Good girl. Luego descansó un par de años y volvió al ruedo el pasado mes de marzo, al sacar su segundo disco, Reason. Te dejo con cinco temas del mismo, como digas que tiene una voz a lo Janis Joplin te mando 10.000 voltios vía el teclado.
¿Amy? ¿JANIS? Pero si es sosa y aburrida. Anda mándales al telebulgaro, o lo haremos nosotros.
Están ocupados con otros artistas, parece ser que se los he encargado yo todos. Así que si no te importa ir tú, que estoy con el post de mañana 🙂