Ayer me acordé de una anécdota divertidísima que me contó hace años una profesora de la Alliance Française, una de las escuelas oficiales para aprender el francés en el extranjero. Ella era una excepción dentro del grupo de profesores ya que enseñaba el español a franceses que acababan de aterrizar en Madrid. Un día se le acercó una de sus alumnas, una cuarentona gala estirada –pleonasmo, juas-, que le relató que el día anterior en una farmacia le habían mirado con los ojos como plato. La profesora le pidió que le contara exactamente qué burrada había soltado para eventualmente corregir el fallo gramatical. Esto es lo que le había dicho esta señora a la farmacéutica, con un acento franchute muy marcado: “Quiero una crema para mi hijo porque le pica la polla”.
Quince años después me sigo riendo a carcajada igual, me parece enorme. Y me sirve de perfecta transición para el grupo de hoy, La Polla Records. The Cock Discos en su versión en inglés.
Realmente cuando Evaristo & Co montaron la banda en 1979 y se tuvieron que buscar un nombre, añadieron Records a su palabrota preferida, sin saber que significaba disco en inglés –¡también hay que ver!-, simplemente pensaban en los records en atletismo. La Polla Records, o El Pene Hazaña en su versión cursi RAE.
Para los ciudadanos europeos que como yo vivieron la muerte de paquito el dictador -que era tan pequeño que su pelo olía a pies y sus pies a gomina, llamemos las cosas por su nombre-, la explosión cultural que agitó e invadió España después se limitaba a la movida madrileña. Yo asistí a ella vía cantidad de artículos que la prensa gala nos servía no sin cierta envidia, y lo corroboro: la movida era madrileña o no era. Craso error, supongo que en cada pueblo algo ocurrió, a la escala del entorno inmediato.
En Salvatierra, ese “algo” desbordó rápidamente los límites de esta pequeña ciudad alavesa para irrumpir en los bares, toca discos, radios y discotecas de todo el país, donde la preocupación musical y social iba más allá de las medias de rejilla que se ponían algunos músicos de la capital para parecer guay. Uy la que ha dicho.
La Polla Records. Que me disculpen las demás bandas punk rock radicales españolas de la misma quinta, pero si me preguntasen por alguna, es el único nombre que hubiera sabido dar. Estoy escuchando la integralidad del disco No Somos Nada mientras escribo mis chorradas habituales y he llegado a la conclusión de que, de no ser por este nombre tan políticamente incorrecto, hubieran triunfado mucho más allá del genero punk y la letra reivindicativa de sus temas.
Evaristo con su cara jovial de comics, Fernandito y esa eterna sonrisa que sólo se apagó cuando falleció de un infarto en 2002, Sume, el fan de los Sex Pistols, Maleguin el bajista y Txarly el guitarrista, formaron un grupo irrepetible, que me recuerda a mis queridos Dead Kennedys. Te dejo con cinco temas de uno de sus discos más emblemático, No Somos Nada. Publicado en 1987, fue el tercer álbum de la banda. Contiene diecinueve canciones aunque sólo dura 39 minutos; cuanta prisa por contar sus cosas y lanzar diatribas contra todo el sistema. Fíjate en la letra, bien podría ser de hoy.
Venga, pedazo de dominguero dormilón, sube el volumen para despejar esta mente al ralentí, luego zumito y a misa.
Dudo ser capaz de perdonarte lo del pleonasmo. Cabrón.
Una cuarentona gala que lee este blog no puede ser estirada Mémère!
Prefiero cuarentísima, si no es mucha molestia.
Porque eres tú, Mémèrísima