Elvis Costello ha hecho, creado, compuesto, realizado, colaborado con, participado en, declarado que, y publicado tanto que…. resulta cansino. Vale, sí, en el buen sentido de la palabra, porque es un crack, pero si lees su biografía –lo acabo de hacer, he tenido que comer un saco de chuches y beber dos litros de Red Bull para no tener una pájara-, nada más terminar, vuelves al principio para comprobar su edad. Tendrá que tener 150 años, piensas, no pueden caber tantas cosas en menos tiempo. Pues cero patato, cumplió sesenta años en agosto.

Mira esta lista. Ha publicado treinta y dos álbumes de estudio, cinco Live, trece compilaciones, un EP (qué tío más vago) y sesenta y dos singles. Ha actuado en cerca de veinte películas y cantidad de espectáculos. Ha compuesto varias obras clásicas, óperas y músicas para ballets. Ha colaborado con infinidad de artistas, desde McCartney a The Roots, pasando por Police, The Pogues, Chet Baker o Nick Lowe. Se ha casado tres veces, la última con Diana Krall en 2003. Ha sido amante de Bebe Buell, madre de Liv Tyler -pero no es el papa, no sería tan guapa-. Ha dado cientos de conciertos y recitales y anulado unos cuantos por desacuerdos varios –en especial uno en Israel-.

En realidad se llamaba Declan Patrick MacManus, pero no hace falta ser un lumbreras para adivinar que con un nombre así vas directo al muro. Así que cogió el nombre de Elvis por nuestro Dios a todos, y Costello por su abuela. Mola. A mi me gustaría llamarme Elvis Costello –eso sí, no pronunciar la doble “l” como “elle”, como que chirría-. Nació en 1954, ya lo sabías si me sigues un poco y sabes contar, y a mitad de los 70’s, decidió que la música iba a ser su vida.

Rolling Stones lo ha clasificado en el #80 de los cien artistas más importantes de la historia de la música popular. No es por nada, pero nadie en los últimos tropecientos siglos le ha dado a tantos géneros como él. Lo bueno de este artista –nunca mejor dicho-, es que cada vez que se le metía en un saco, siempre sonaba algo diferente. Primero se le tachó de punk, por su primer álbum My Aim Is True, de 1977, pero ya estaba como que adelantado al epifenómeno del post punk. Luego se le incluyó en el grupillo de los post punk, por su segundo disco, This Year’s Model, de 1978, cuando ya le estaba dando a la new wave. Y finalmente se dijo de él que era el máximo representante de la new wave por su tercer álbum, Armed Forces, de 1979, cuando todavía no tenía nombre la música que tocaba.

A partir de ahí, empezó un largo viaje por todas las posibilidades infinitas que ofrece la música, se ha metido por todos los caminos y las direcciones. Country, Jazz, clásica, pop, rock, blues, soul, vanguardista, sólo hace lo que le da la gana, sin preocuparse nunca por lo que opinan de él –en uno de sus discos, en la funda interior, había escrito acabas de comprar nuestro peor disco, que disfrutes-. A pesar de no haberse convertido nunca ni en súper ventas ni en estrella, es posiblemente el músico más respetado del panorama.

Te dejo con las tres canciones más conocidas del disco que más me gusta, This Year’s Model. Hubo una época en la que lo tenía en vinilo pero este planeta está repleto de ladrones de poca monta. Me vengaré. Hala, abre la venta, que hace bueno, sube el volumen, luego zumito y a misa.