A simple vista, Moby parece tener una carrera deshilvanada, hecha de éxitos y de fracasos, de momentos de gloria y otros de olvido, de ganas de brillar y otras de retirarse. Pero en el fondo, es un tipo coherente consigo mismo. Y esto a Fiouck le gusta. Uno puede tocar la peor bazofia musical, pero si hay coherencia y abnegación en el propósito, entonces se puede perdonar e incluso quitarse el sombrero –tal como hice para Bobby Farrell, el “cantante” de Boney M, en esta entrada-.
A ver, Moby no hace mala música, ni mucho menos. Su álbum Play me lo pasé en bucle más de una vez cuando se estrenó. Pero este disco sólo es una faceta de su carrera artística. Su primera banda, en 1975, sólo interpretaba dos canciones, Money de Pink Floy y Birthday de los cuatro sosos de Liverpool. Pero teniendo en cuenta que sólo tenía diez años, no está mal. Luego antes de cumplir mayoría de edad, en 1980, montó una banda de punk rock, los Vatican Commandos. De 83 a 84 años sacan tres EP pero se disuelven cuando se marcha Richard Melville Hall –su verdadero nombre, su tío tatarabuelo era Herman Melville, autor de Moby Dick, de ahí el mote-. Pero treinta años después siguen dando conciertos en clubs de Los Angeles y NYC. A sabiendas de que buena parte del público acudirá para ver a Moby en persona por pocos dólares.
A los pocos años su música evolucionó hacía la electrónica y la dance. Empezó a hacer sesiones de DJ en Nueva York, malviviendo en pisos sin luz ni agua. Una época de la que aprendió mucho, tratando hasta hoy de seguir siendo el tipo humilde que fue. En 1991 se acercó una primera vez a la fama, con Go, un tema tecno que reutilizaba la línea de bajo de la BSO de la serie TV Twin Peaks, del que vendió un millón de ejemplares. Luego curiosamente volvió a un relativo anonimato, reforzado por su propensión a sacar discos y remixes bajo múltiples nombres.
En 1996 vuelve a sus orígenes punk rock con el álbum Animal Rights, que desorientó por completo a sus seguidores, posiblemente desconocedores de su etapa en los Vatican Commandos. Hizo de teloneros de Soundgarden, pero cada noche recibía insultos por parte del público. Así que se montó su propia gira, pero nunca consiguió atraer a más de cuarenta personas en cada concierto. Curiosamente, y cuando menos se lo esperaba, recibió un primer mail de un fan que le invitaba a seguir, firmado Terent Trent d’Arby. Y luego una llamada de otro fan, Axl Rose, de Guns N’ Roses. Y por último, otro mail, de Bono, que admitía estar escuchando Animal Rights en bucle. Declaró años más tarde “si vas a recibir sólo tres mails de fan, mejor que sean del estilo”.
Así que cuando empezó a componer y grabar Play, en 1999, nada indicaba que fuera a cambiar del estilo de Animal Rights. Pero una vez sorprendió a todos, tanto que ninguna discográfica quiso distribuirlo –la de veces que meten la pata estas-, hasta que por fin logró firmar con V2. Este sello hizo su trabajo de promoción como pudo, escuchando una y otra vez por parte de los periodistas musicales que ni pensaban escucharlo –la de veces que meten la pata estos-. Se publicó el 17 de mayo de 1999. A pesar de algunas criticas buenas, las ventas no acompañaron. Entró en los charts UK en el #33, pero salió a las pocas semanas. Permaneció escondido hasta principios de 2000 hasta que curiosamente volvió a entrar en las listas de ventas británicas, haciéndose con el #1 en abril, es decir casi un año después de su estreno. Cuando el manager de Moby le llamó para contárselo, éste se encontraba bastante tocado, en los US, haciendo su particular campaña anti Bush. Cuando se publicó, vendió 6.000 copias la primera semana. Un año más tarde, vendía 150.000 por semana, hasta llegar a las doce millones de copias en 2001. Fue el primer disco en la historia de la música cuyas canciones fueron objeto, todas, de una licencia de explotación comercial en películas, series tv, cuñas publicitarias. La estrategia comercial del sello fue todo un ejemplo, logrando estirar la publicación de los singles durante casi dos años –el último fue Find My Baby, en 2001-.
Hoy el disco figura en el #341 de la lista de los 500 Mejores Discos de la Historia realizada por Rolling Stones. Es un gran álbum, increíblemente variado y original. Pero Moby sigue en otras guerras, muy comprometido con muchas causas, en especial con la educación de niños desfavorecidos, con las libertades en su país y los derechos de los animales. Es católico y vegano, humilde y desinteresado, en su barrio en Nueva York nadie le reconoce. Es uno más. Un tipo coherente, ante él que me quito el sombrero.
No conocía su evolución y es realmente un tipo que me ha sorprendido. Su música es para soñar…<3 ❤ ❤
Tampoco tenía mucha idea. Un tipo sincero, falta hacen en este gremio..
Has rescatado a un pedazo de artista que tenía olvidado. Yo también me quito el sombrero ante este hombre consecuente , y que buena la anécdota de los 3 e-mails…
Yo también recibo tres mails… y al día: Chocolat75, Lilith y Mr Suizo:-) Alguno de vosotros es famoso?
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