Anoche tuve una pesadilla. Aplastaban el tomate. El raf despachurrado. The Green Tomato despanzurrado. Quedaba un charco de funículos, simientes y mesocarpo carnoso. Y algo de columna placentar y epicarpo. Pero ni rastro del pendúculo. Hit the Road Jack. Me desperté sudando y para recobrar la calma, empecé a tararear la única canción que podía traerme serenidad: Mange des Tomates Mon Amour.

Una oda a la reina de las hortalizas –en realidad es una fruta pero nunca se come de postre-. Letra absurda y música de otro siglo, pero para un tomate es una delicia. No es nada fácil situarla en el tiempo, las distintas fuentes no concuerdan, aunque 1961 parece lo más probable. Creada e interpretada por un tal Jack Ary –y versionada un montón de veces desde entonces-. Un tipo curioso que a pesar de ser el autor de otras quince o veinte canciones del estilo, apenas ha dejado rastro en los manuales de la música popular. Jack Ary y el High Society Cha Cha. Además se le suele confundir con un actor francés de mediados del siglo XX, homónimo.

Mange des Tomates mon Amour, mange des tomates nuit et jour, ça donne bonne mine, c’est plein de vitamines –Come tomates mi Amor, come tomates de noche y de día, da buen color, está lleno de vitaminas-. El Albert Camus del Cha cha cha, sin duda. Con este disparate de estribillo, Jack Ary se ha hecho un sitio en el altar de la canción francesa. Cincuenta años después se sigue sin saber si para bien o para mal. Es indudablemente alegre, despierta sentimientos nostálgicos de cuando todo parecía ir bien. Un éxito inexplicable. Que no te quede la menor duda de que se seguirá poniendo en radios y fiestas dentro de otros cincuenta años. Es atemporal.

Mange des tomates mon Amour…