Que vienen las generales, sálvese quien pueda. Ahí están a la vuelta de la esquina, para fastidiarnos lo que queda de año. ¿Noviembre? ¿Enero? Legalmente hasta después de entrar en 2016 se pueden celebrar, aunque el domingo elegido dependerá de hasta cuándo van a seguir cayendo datos positivos para los actuales inquilinos. En todo caso, madre mía la que vamos a tener que aguantar una vez más por parte de los cuentistas y milonguistas. ¡Adornad, malditos! Spin Doctors de pacotilla.
En inglés un Spin Doctor es un tipo, generalmente portavoz, que suelta su verborrea positiva con tal de esconder una realidad que no reluce tanto. Un mentiroso compulsivo con traje Hugo Boss, sonrisa Colgate y cara de pidehostias. Todo lo contrario de Chris Barron, el cantante cool que lanzó la moda del gorro de lana andino mucho antes que Jamiroquai.
Odio esta prenda, veinticinco años después huele a festivalero indie guay. Por lo menos Chris Barron tuvo el merito de ser el primero. Tiene otro “primera vez” en su mochila –Quetchua, con el bolsillo exterior tipo red, para el botellín de agua-, el de haber estrenado la discografía de su grupo Spin Doctors con un disco Live. Corría el año 1991, el disco en cuestión se llamaba Up For Grabs.
No creo que haya otro ejemplo de banda que se haya lanzado con un disco de grabaciones en público, pero aún después de 931 entradas no soy ningún erudito, que alguien me haga mentir. La jugada, si es que la había -con un gorro así a uno no se le imagina con el libro 10 Trucos para triunfar en la mesilla, más que nada porque no tendría mesilla, sólo un colchón donde rehacer el mundo-, funcionó. No vendió casi na’, pero llamó la atención de los olfateadores.
Un olfateador es primo hermano del spin doctor. No puede ir de modelo –“este tío se quedará con todos los royalties– ni tampoco de refugiado sirio en Macedonia –“este no da ni una con sus grupos”-, pero vende tanto humo a tantos músicos que de vez en cuando acierta. Esto les pasó a Spin Doctors, les vendieron la moto y a los pocos meses se amontonaban un montón de ellas al lado del colchón.
Pocket Full of Kryptonite, el primer disco de estudio de Spin Doctors, sacado al mercado el mismo año que el Live, vendió diez millones de ejemplares en todo el mundo, la mitad en los US. Todo gracias a una genialidad de canción, Two Princes, que lanzó la moda del estilo funk jazz pop dance que hará de Jamiroquai coleccionista de coches de lujo.
Spin Doctors se quedó con las motos, las ventas de sus siguientes álbumes no dieron para flamantes deportivos y a partir del cuarto la wiki ya ni da números. De más a menos, de hecho no les he vuelto a escuchar desde entonces. ¿Me he perdido algo?