[Este post fue escrito horas antes de que rectificara el Rototom, quien finalmente volvió a invitar a Matisyahu al evento pidiéndole perdón, pero me ratifico en lo que sigue.]
Jean Marie Le Pen estará orgulloso del Rototom. A él, que se expulse de un certamen cultural a un cantante por su única condición de sionista y/o judío –los desencadenantes del melodrama musical del verano insisten mucho en esta puntualización, cosa que nadie se cree-, por unas NO aclaraciones/declaraciones del artista en cuestión, le parecerá toda una hazaña. Para un tipo tan habituado a derrapar con el tema, en el que mezcla conscientemente facetas religiosas, nacionales y políticas con tal de alimentar el odio, no deja de ser otro “detalle” más, que el viejo nazi tendrá a bien meter en su librito de citas y otras anécdotas deleznables.
¡Stop! Vale que puede ser peligroso comparar a este señor con la organización de un festival de música que lleva 22 años celebrándose al son de la paz y el entendimiento entre los pueblos, aunque a la vista del revuelo, digamos que sólo algunos pueblos. Antes de escribir esta entrada, he leído mucho sobre el escándalo para tratar de no decir ninguna falacia, sobre la cronología de los acontecimientos y las declaraciones pre y post exclusión de Matisyahu del cartel, de todo el espectro político y social del país. Seré cortito, indudablemente, porque estas cosas simplemente no las entiendo.
Primero no entiendo a Matthew Paul Miller, Matisyahu cuando se sube a un escenario, que a pesar de no haber crecido en un entorno especialmente religioso, abrazó hace cerca de quince años la causa Jasídica Lubavich ultra-ortodoxa -sólo el nombre pone los pelos de punta-. Cada uno con sus creencias, siempre lo he dicho, siempre y cuando no haya proselitismo o se queden en casa, sea un kibuz, una tienda en el desierto o el piso de 359m2 de Rouco Varela. Matisyahu siempre ha defendido que en sus canciones no habla del tema y que en más de una ocasión ha actuado con artistas palestinos, y que además dejó el Jasidismo hace algunos años, pero ahí está la hemeroteca para alcanzarle de lleno, vaya a donde vaya.
Luego no entiendo a la organización. Anunció la participación del futuro apestado en abril. Digo yo que, dada la naturaleza del festival, miraría con lupa el historial y modo de pensar de cada uno de los artistas invitados a tocar. Cuando estalló la bomba, primero se «defendió defendiendo» al cantante estadounidense al aclarar que “Considerando que el hecho de apoyar a Israel no significa respaldar su política de agresión contra el pueblo palestino, no hemos creído oportuno en una edición que precisamente tiene por lema PEACE REVOLUTION (Revolución pacífica) excluir a alguien por este motivo”. Para luego echarle a la primera de cambio después de comprobar cómo Matisyahu se negaba a contestar la solicitud de aclaración sobre su postura sobre la agresión al pueblo palestino y el no reconocimiento del mismo a vivir en un estado propio. ¿¿¿Pero qué coño es esto???
¿Desde cuándo, en un estado aparentemente democrático, se exige una determinada actitud o pensamiento para poder oficiar, especialmente en un entorno cultural donde, y de forma saludable, se suelen expresar todos los puntos de vista? En el Rototom la pluralidad está en entredicho, o será simplemente que se acojonarían ante el incendio en las redes sociales.
El fuego lo prendió BDS, una asociación que obra tanto en beneficio de los palestinos como en contra del país agresor, reclamando sanciones y boicoteo de todo lo israelí. Cuidando de forma esmera el no pronunciar nunca la palabra judío, -¿no vaya a ser que se les vea el plumero?-, acusando al sionista de todos los males. Desde luego no seré yo quien defienda ni legitime las agresiones de Israel al pueblo palestino, ni la ocupación de sus tierras, ni las continuas negativas a acatar las resoluciones de la ONU, escudiéndose detrás de su coartada vomitiva “es que ojo, sufrimos el holocausto en propia carne, esto nos da el derecho moral a perpetuar cualquier abominación”, pero en fin, a estas alturas seguir achacando el conflicto a los solos judíos/israelís, me parece de una demagogia surrealista.
Luego las llamas las avivó el portavoz de Compromis per Castelló, Ignasi García. Alentó y respaldó la cancelación de la actuación de Matisyahu por negarse éste a realizar las declaraciones que se le pedía. Ah, qué cómodas son las redes sociales, pero cuando se trata de dar la cara cuando te llaman los medios de tirada nacional –por lo menos El País, a fecha de hoy, pero repito que he leído de todo-, ya no hay nadie. Ignasi Ignasi, ¿dónde estás con tu caballo blanco?
Luego no entiendo la postura posterior de Podemos e IU, que, en un acercamiento inaudito en los puntos de vista, respaldaron la decisión del Festival. “Decisión coherente” para los primeros, “éxito de la presión popular” para los segundos –esta sí que me hace gracia, se ha consultado a los asistentes al festival acerca de lo que opinaban de todo ello?-. Y las mismas sandeces de siempre, en boca de la eurodiputada de IU Marina Albiol, quien dijo, ojo al dato -“no es discriminación porque en ningún momento se ha hecho porque sea judío”. Es decir, puedes odiar y vetar públicamente a los negros, asiáticos, árabes, rumanos o los pueblos y razas que sean, mientras no sea por motivos religiosos. ¡Lamentable, Señora!
Prosiguió diciendo que Matisyahu hizo unas declaraciones contra el pueblo palestino -siempre lo ha negado el principal interesado-, que promueve el sionismo y que es racista. Juas. Señora Albiol, ¿se ha molestado en leer la letra de sus canciones? Yo sí, hasta busqué la traducción de Jerusalem, una de las canciones más famosas del cantante. Sólo les hace una declaración de amor a esta ciudad y a sus raíces hebraicas, y habla del temor a perder ambas cosas. O es que se le va a culpar también de que en 1917 Lord Balfour prometiera por escrito a Chaim Weizmann –Presidente de la Organización Sionista en aquel entonces- la próxima creación de un estado judío en tierras palestinas, contando con que de esta forma se ganaría el respaldo del lobby judío americano para asegurarse la intervención de los EEUU en la primera guerra mundial. Señora Albiol, puede modificar la página wiki si no le complace: https://es.wikipedia.org/wiki/Declaraci%C3%B3n_Balfour
No entiendo nada la verdad. Cuando el Ayuntamiento de Madrid pre Manuela prohibió el concierto de Soziedad Alkoholika hace algunos meses, ¿quienes se levantaron poniendo el grito en el cielo, hablando de una asquerosa discriminación por parte de un estado en mano de los fascistas? Y esta otra, ¿Acaso se le ha pedido al cantante jamaicano Capleton, presente en el cartel, que se posicionara o hiciera alguna declaración de intención sobre la letra de algunas de sus canciones claramente homófobas? El doble rasero de siempre del pensamiento único. Aaaah, pero claro, es mucho más cool defender a los palestinos, que los gays ya se pueden casar.
Todo esto es deprimente, la doble vara de medir resta credibilidad a todos los que interfieren en nuestra vida, desde lo más ato de su tozudez y ceguera. Hoy la izquierda izquierda, mañana la derecha derecha, ayer el centro centro. Idiotas idiotas.
Buf, que me he extendido, pocos habrán llegado hasta aquí, seguro. Pobre el que lo haya conseguido, le dejo con cuatro temas de Matisyahu, ninguno vale la pena según los criterios Fiouckiños. Todo este revuelo para esto, qué cosas…
Totalmente de acuerdo con todo Fiouck, excepto por el último párrafo, porque «King without a crown» es un must y solo por ese tema ya deberían irse a su casa todos los politicuchos y programadores de festival implicados en este desparrame sin sentido. Es que les encanta mandar y vetar y prohibirlo todo, desgraciados.
Gracias Peepjordan (supongo que será pepejordan, ays las prisas:-)
Ha sido un disparate lamentable.
Volveré a escuchar la canción, me fije sobre todo en Jerusalem y Sunshine, melosas a más no poder…