Lo confieso, soy un friki de los grafitis. No tanto los «artísticos», hechos con spray de colorines, aunque los hay bonitos de verdad. Me gustan más estas declaraciones de intenciones hechas de prisa y corriendo, normalmente de color negro. Mensajes cortos de tintes políticos, sociales, culturales o sentimentales –mi choni q te kerre para cienpre-. Estos últimos son los que menos aguantan el paso del tiempo, porque me apuesto una copita de Rueda que a los dos meses la choni en cuestión tenía un ojo morado. Qué mundo…
Cuando llegué a España en 1992, los grafitis que más me llamaban la atención eran aquellos que hacían referencia a Ynestrillas –el hijo, aunque esto lo supe más tarde-. No tenía ni idea de quién era este pollo, pero intuía que alguna fechoría había cometido, porque había mensajes de todos los “colores”, entre los que le querían en la cárcel y los que le veían como un héroe nacional. Ahora parece que le ha dado la vuelta a una chaqueta de por sí bastante gastada, se le ve coqueteando con la idea del 15-M y de Podemos de Paul Church. Qué mundo…
A Fist City le pasa algo parecido. Cuando sacaron su primer álbum en 2013, lo llamaron It’s 1983, Grow Up!, en referencia a un grafiti pintado en una pared de su ciudad natal de Alberta, en Canadá. Treinta años habían pasado y ahí seguía, tan nítido. Nadie había pedido borrarlo y se había hecho muy famoso entre la juventud, que solía hacerse selfies con él las noches de borrachera. Qué mundo…
Fist City no te sonará, normal. Me llegó hace poco como sugerencia para el blog y me lo apunté, sección “por si acaso”. Resulta que hoy, domingo, es uno de estos días “por si acaso”. Como casi todos los domingos, especialmente cuando se podría asar un chuletón de buey de un kilo en el capó del coche.
Lo malo de estos grupos noveles que todavía no saben que hay vida al otro lado del atlántico, es que las fuentes de información escasean. Peor resultado obtengo cuando además el nombre del grupo tiene parecido con otro. En el caso de este combo rock canadiense, quedan relegados después de tropecientos mil links hacia la canción Fist City, de Loretta Lynn, publicada en 1968 y que le supuso su segundo #1 en los US. Dio mucho que hablar, incluso fue baneada de muchas radios, por la letra que amenazaba a otras chicas en caso de que pensaban acercarse demasiado a su chico –el mismo que le había expulsado de casa cuando ella descubrió que tenía una relación sentimental con otra mujer-. Qué mundo…
Fist City es rock enérgico y vital, propio de los veinteañeros despreocupados por la poca cantidad de latas de sardinas que quedan. A veces suenan como los tarados geniales de Devo –primer álbum-, otras como Green Day, ruedan vídeos de dos duros que suben a Youtube y que cuesta un riñón localizar por culpa de la Loretta. Se les ve con ganas de comerse el mundo. Que alguien les diga que el mundo se ha vuelto incomestible. Qué grupo…
[Te dejo con cuatro temas, los hay del primer álbum ya mencionado, otros serán del segundo, Everything Is A Mess, pero no sé en qué orden. En el fondo qué más da, si no los vas a escuchar, ¡ja!]