De La Soul – 3 Feet High & Rising

En De La Soul, banda rap neoyorquina, todos los músicos son negros. Hasta ahí todo normal, pensarás. Pero según la Fiouckipedia, es probable que tengan genes italianos. Si no, ¿cómo explicar que hacen trampa? Porque de música soul, cero patato. Imagina lo desconcertante que sería comprar un disco de De La Punk, y descubrir con horror que destila la peor música gregoriana de unos Monjes de Silos vestidos con el chándal del Club Deportivo de Quintanilla del Coco.

Así se nos va. Te fías y te dan una colleja al primer descuido. Aunque realmente ha habido una pequeña confusión por mi parte. Tras ver que ayer cumplí con las ordenes de mi hija al publicar Gorillaz, esta tarde me ha trasladado otro deseo: “ahora toca De La Soul”. Y no sé por qué pensé en Soul II Soul, con su soul tocado por negros de verdad sin remezcla genética. Me los apunto para un próximo post, molan. Uno menos que me dejaré en la cuneta.

Así que vayamos a por nuestra ración de rap bimestral –más o menos el ritmo en este blog, que ya está bien-. Rap soft, positivo como lo llaman. Todo lo contrario del gangsta rap, tocado por ex banqueros con collar de oro macizo en el cuello –y también el reloj, el coche, la mansión, el pisito con vistas a Central Park para las citas a escondidas, y las pastillas de viagra-.

3 Feet High and Rising

Smoothy, que digamos. Su carrera prolífica fue a contra corriente de una música que se empezó a hacer agresiva y radical a mediados de los ochenta. Ellos apostaron por un hip hop peace & love, con letra desbordante de buenos sentimientos. Reivindicativa, pero cool. Si hablaban de la calle, era más en plan “Ooooh mira qué mal está el asfalto, vamos a escribirle al bueno del alcalde, seguro que mañana tenemos calle nueva”. Ya. En inglés rima, sin duda.

Oye, y por qué no. Los números les dan la razón. Desde su primer álbum de 1989, 3 Feet High & Rising, han vendido más de veinticinco millones de discos. Lo suficiente como para financiar el nuevo asfalto de su bolsillo, porque claro, resulta que el alcalde tan buena gente no es.

La propuesta musical del grupo se basaba en extraer todo tipo de samples de muchas fuentes, pop, jazz, r’n’b, y psicodélico, para montarlos luego con ritmo rap y bañar el resultado en un ambiente musical alegre y festivo. Tampoco vestían según las reglas al uso en las filas raperas –especialmente atraídas por un curioso ejemplar del chándal de The Sport Club of Quintanilla of the Coco-.

Desde los inicios de su carrera se integraron en la Zulu Nation, al lado de Queen Latifah o A Tribe Called Quest, en la rama Native Tongues, caracterizada por un tono positivo y jubiloso. El primer disco vendió tanto que hoy forma parte de la biblioteca del Congreso, en el Registro Nacional de las Grabaciones, y figura en el famoso libro 1.001 álbumes que tienes que escuchar antes de morir.

Luego trataron de corregir el tiro, proponer un rap más serio y sombrío, diversificar los sonidos, ser más rapero, menos italiano. Sacaron otros seis álbumes, hasta 2004, fecha en la que hicieron una pausa de ocho años. En 2012 publicaron el octavo, y para este año se espera el noveno. Por cuestiones de copyright y el empleo de samples de otros artistas, están vetados en las principales plataformas digitales, como iTunes, así que venden prácticamente solo CDs. Para celebrarlo, el año pasado festejaron sus veinticinco años de carrera, dejando durante un día entero que cualquiera se pudiera descargar gratis su extensa discografía –verdad que da gusto ver cómo te aviso de estas cosas con tiempo-. Reventó la web oficial. ¿Se habrá confundido la gente con Soul II Soul?

 

 

 

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